'Este' y 'el otro' credo confunden al ministro Van Cauwlaert

La agencia DDN emitió ayer un despacho que, citando como fuente a FM Pacífico, da cuenta, textualmente, de lo que se expresa a continuación (resaltamos en negrita los pasajes más interesantes): Leopoldo Van Cauwlaert Anzoátegui, ministro de Educación de SaltaEn cuanto al anteproyecto de la ley de Educación Provincial que contempla impartir enseñanza religiosa en las escuelas, el ministro del área, Leopoldo Van Cauwlaert, afirmó que en el horario de religión el alumno que profesa otro credo podrá tomar clases de otra asignatura en el establecimiento al que asiste o también se podrá articular con otra unidad educativa de gestión pública o privada, donde recibirá educación religiosa del credo que profesa. 

Al ser consultado si ese alumno no se sentirá separado o discriminado de su comunidad educativa, el funcionario consideró que no y por el contrario ejercerá su derecho.  

Además, Van Cauwlaert explicó  que religión se impartirá en la última hora de clases, motivo por el cual el alumno que profese otro credo se podrá retirar del establecimiento.

El comentario


El ministro sigue acumulando, quizá de modo inconsciente, errores de bulto en esta materia.

Si bien no parece sorprender que (dentro de los parámetros ideológicos que le son bien conocidos y de los que no resulta ajeno su relación personal con don Santiago de Estrada, expresión avanzada del nacionalcatolicismo argentino) el ministro avance en una línea favorable a la implantación de una educación religiosa cuasiobligatoria, lo cierto es que no es conveniente que "caiga en la tentación" de distinguir entre el credo propio y los "otros credos".

Ni siquiera el carácter mayoritariamente católico de nuestra población autoriza a que desde el Estado (un Estado formalmente aconfesional como lo es el salteño)  se tracen distinciones entre credos "normales" y credos "residuales".

Las explicaciones del ministro no son consistentes, sobre todo cuando afirma que "en el horario de religión (se entiende, de religión católica, aunque no lo dice) el alumno que profesa otro credo podrá tomar clases de otra asignatura". Pero qué ocurriría si un alumno musulmán decidiera, por ejemplo, tomar clases de religión católica, sea por mera curiosidad cultural o sea para ejercer su derecho a la libertad. Porque lo que dice el ministro es que "el otro", "el diferente" podrá optar por "otra" asignatura, mas no por la de la religión "ajena".

El problema es muy complejo, pero el propio ministro parece ponerlo cada vez más difícil al empeñarse en decir que la enseñanza de la religión "del otro" (no la propia) se podrá "articular con otra unidad educativa de gestión pública o privada, donde recibirá educación religiosa del credo que profesa". Es decir, que "el otro" no recibirá educación en "su escuela" sino fuera de ella, en un "centro articulado". ¿Y por qué no también enseñar religión católica en las parroquias?

Es menester que el Estado comprenda que no hay "otros credos". Que existe, en todo caso, una pluralidad de credos y que aun dentro del credo "mayoritario" hay una enorme pluralidad de pensamientos y de conciencias religiosas de diferentes niveles e infinitos matices.

Así como el Estado debe reconocer lo anterior, ha de ser consciente de que hay ciudadanos salteños que no profesan ningún credo y que tienen, frente a la educación pública, idénticos derechos (empezando por el derecho a la libertad de conciencia) que aquellos que "sí tienen credos".

Finalmente, el ministro debería valorar que en los tiempos en que vivimos los derechos fundamentales de las personas se han extendido de modo tal que ya no sólo resulta intolerable cualquier discriminación por razones religiosas sino que tampoco ya es posible obligar a nadie a expresar, si no lo desea, cuáles son las ideas religiosas que profesa.

Al final, tendrá el ministro que admitir la ancestral sabiduría de aquel viejo aro-aro salteño que dice: "Yo soy del culto católico, vos sos del culto judío. Yo no te toco tu culto, vos no me toqués el mío".