La tradicional Escuela Gobernador Manuel Solá ubicada en pleno centro de Cerrillos esta amenazada de ruina. Al lento y generalizado deterioro del edificio se suma ahora el desplome de ciertas partes del techado, sin que las autoridades provinciales competentes hayan reaccionado con la contundencia que demanda la situación.
Por este edificio escolar, una vieja construcción de adobe, pasan diariamente cerca de 11.000 personas contando alumnos, docentes y personal de servicio.
Si bien entre sus alumnos no contó al ilustre cerrillano don Marcos Thames, nacido en El Tala, la Escuela educó a distinguidas personalidades y a honorables paisanos.
Las autoridades, como se dijo, permanecen impasibles. Olvidan que tiempo atrás similar negligencia sumada a movimientos sísmicos derrumbó definitivamente al antigua y bella Iglesia de la localidad, ante la perpleja impotencia del Padre Bonato.
Las averías han provocado desplazamientos de niños y jóvenes de unas aulas a otras, con el consiguiente hacinamiento que resiente el resultado escolar.
La visita de un funcionario de la Secretaria de Obras Públicas, no ha servido para calmar la inquietud de los padres de los alumnos y de los docentes. Antes bien, las recetas de emergencias sugeridas por el funcionario (un experto en construcciones antisísmicas) muy al pasar, no han dejado satisfechos a los cerrillanos.
Del lado de la Intendencia no hay mucho que esperar. En primer lugar por razones de competencia (la Escuela es propiedad de la Provincia) y, en segundo lugar, pues el señor Corimayo no puede con el abultado calendario de fiestas que marcan su gestión: Carnaval de Invierno, Carnaval de Verano, Carnaval del Recuerdo, Carnaval de las Flores, Esperando al Carnaval, Enterrando al Carnaval, Carnaval de Micareme, Corso de Flores, Corso aborigen y, ahora, Fiesta de la Pachamama.
El periodista cerrillano que viene denunciando el hecho y la negligencia, señor Eduardo Arias, manifestó haber recibido llamadas intimidatorias para que silenciara el asunto.