Correa llama 'payaso' a Menem y la presidente Kirchner guarda un ominoso silencio

Cuando el augusto líder bolivariano, don Hugo Chávez Frías, llamó por dos veces "fascista" al expresidente español don José María Aznar, durante la áspera Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile, en noviembre de 2007, no fue el rey de España el que salió en su defensa. Fue el actual presidente del gobierno español, don José Luis Rodríguez Zapatero quien tomó la palabra para exigir respeto para Aznar, con el siguiente argumento: "En una mesa en la que hay gobiernos democráticos, se tiene como principios esenciales el respeto. No seré yo quien esté cerca de las ideas de Aznar, pero fue elegido por los españoles". Rafael Correa, presidente del EcuadorFue así que mientras el rey de España no tuvo mejor salida que pedirle a Chávez, en el más desaconsejable de los tonos posibles, que se callara, el presidente Zapatero, salió a sentar una doctrina relativamente nueva en este tipo de cumbres, que podría resumirse del siguiente modo: "Primero España, después las ideologías de cada uno".

Si esta doctrina democrática se extendiera a otros terrenos internacionales, como las declaraciones de algunos presidentes iberoamericanos, para empezar, el coronel de los "morros de riñón" se vería obligado a recortar muchas de sus intervenciones públicas, especialmente aquellas en la que exhibe el librito azul de la casa de muñecas que representa, para él y para muchos venezolanos, la fuente de la que mana, en un constante fluir, su legitimidad democrática.

Pero el caso más aterrador, es que la Presidente de la Nación Argentina, doña Cristina Fernández de Kirchner, no haya puesto en práctica esta doctrina democrática, y haya pedido al presidente del Ecuador, don Rafael Correa (también conocido en la Argentina como "Chila", por su parecido con el ex arquero de San Lorenzo, José Luis Chilavert), una disculpa pública por haber llamado al expresidente argentino Carlos Menem "payaso" en una declaración pública.

Correa no está hablando de Videla ni de Galtieri. Está hablando de una persona que fue jefe del Estado argentino, elegido dos veces por el voto popular, y que representó a la Argentina como nación soberana desde la más alta magistratura del Estado, más allá de aciertos y de errores. Le guste o no a la señora Kirchner la figura de Menem -lo mismo que la de Aznar a Zapatero- es su deber salir en su defensa y exigirle al presidente ecuatoriano una rectificación adecuada.