
En su carta, el presidente Lorenzetti expresa al ministro Julio Alak la necesidad de que se tomen todas las medidas que sean necesarias para "la pronta solución de la problemática planteada". Y requirió disposiciones inmediatas "dada la gravedad de la situación" puesta de manifiesto por la Justicia Federal de Salta.
En efecto, a instancias del juez federal de primera instancia número 1 de Salta, la Cámara Federal de Apelaciones con asiento en esta ciudad dictó una acordada, mediante la cual solicitó a la Corte su intervención para "gestionar ante los poderes públicos la instrumentación de medidas con el fin de dar solución a la problemática del narcotráfico en la zona".
La acordada de la Cámara fue dictada tras el oficio que le dirigiera el pasado 26 de agosto el juez Bavio, en el que solicitaba que "nuestra frontera norte cuente con radares que permitan identificar los vuelos" y que "se proponga la suscripción de convenios bilaterales con la República de Bolivia para acordar acciones conjuntas a fin de establecer y reprimir en forma coordinada el lugar desde donde despegan las mencionadas aeronaves en el vecino país. Ello, en consideración del carácter internacional que adquieren estos delitos".
El juez federal de Salta considera "evidente" que la mayor parte de la droga que ingresa a la Argentina lo hace por vía área, pese a lo cual -advirtió- los "controles y equipamiento técnicos en las fronteras del país no son los adecuados, lo que torna infructuosas las labores y los esfuerzos que llevan a cabo los funcionarios de Gendarmería Nacional y de la Policía de la Provincia de Salta y demás organismos de seguridad nacional y provincial".
Esto y decir que, en materia "antiaérea", los cuerpos de seguridad que actúan en la frontera salteña con Bolivia dispone de poco más que algunos receptores de comunicaciones, de un escuadrón de palomas mensajeras y de personal debidamente capacitado para volar cometas y disparar con hondas de goma eva, es más o menos o lo mismo.
Lo que reclaman los jueces federales es control aéreo efectivo y no que los guardias de fronteras se vean constantemente sobrevolados por aeronaves de las que conocen su carga pero no el lugar en donde la van a depositar.
A mediados de julio pasado este juez intervino en el secuestro de 781 kilos de cocaína, en sendos operativos realizados en Apolinario Saravia y Metán. La droga había sido arrojada desde una avioneta en la zona de Saravia y desde ahí se iniciaba el traslado por tierra hacia el sur. En su oficio el magistrado recordó que este tráfico "prácticamente fue descubierto por una circunstancia azarosa ('de pedo', dicen con menos rebusques quienes lo hallaron), poniendo en evidencia la gran falencia técnica en la lucha contra el narcotráfico que se padece, al menos, en la jurisdicción del juzgado a mi cargo".
Tan intenso es el impulso del juez Bavio y de las instituciones que él controla para detener esta incesante "lluvia blanca", que, al parecer, la mayor parte de los esfuerzos del Poder Judicial que lucha contra este flagelo, están concentrados en investigar los "vuelos de aeronaves particulares que en horas de la noche arrojan bultos en esa misma zona".