
Es llamativo el hecho de que Solá Torino se presentase ante la Policía Federal y no ante el juez que dictó su procesamiento y ordenó su detención. Hay quien quiere ver en este gesto un desprecio hacia la actuación del juez federal Nº 2 y expresión de la manifiesta enemistad entre el ahora detenido y su antiguo compañero de jurisdicción, que podría (más bien, debería) tener inmediatas consecuencias procesales.
Será precisamente el juez Medina quien deba resolver si estima el pedido de "eximición" de prisión (en realidad, la acción y efecto de eximir a alguien de algo se denomina, en idioma castellano, "exención" y no "eximición", que es una palabra inexistente). Pudiera obrar en favor de Solá Torino el hecho de que el exmagistrado demostró en todo momento no querer obstaculizar la actuación de la justicia ni sustraerse a sus procedimientos. La prisión preventiva del exjuez, en condiciones normales, comportaría un riesgo innecesario para su seguridad, toda vez que de cumplirse en condiciones rigurosas, se expondría a Solá Torino a compartir espacios con penados que lo son por decisión del tribunal que él integró.