
"La actitud del presidente de Venezuela, Hugo Chávez al romper relaciones con Colombia y mover tropas a la frontera con ese país en modo alguno contribuye a aliviar las tensiones en la zona agregó Raventos-. En rigor, Chávez no quiere aliviar, sino recalentar. La alianza de Venezuela con la narcoguerrilla que opera en Colombia es más que evidente; el presidente venezolano parece considerar a las FARC como una formación especial chavista que opera en territorio colombiano y crea condiciones para una intervención más abierta en ese país. De allí que homenajeara públicamente al caído número 2 de la narcoguerrilla como si de un soldado propio se tratara. En más de un sentido, lo era."
Continuó Raventos: "Tensar más la relación con Colombia y militarizarla en la frontera le sirve a Chávez para apretar más las tuercas en el plano interno, donde políticamente se encuentra a la defensiva desde la derrota en el referéndum en que pretendía implantar constitucionalmente su reelección perpetua. Pero además, al tensar militarmente la situación en la frontera (y presionar para que el gobierno ecuatoriano haga lo propio), Chávez procura ayudar a las FARC aliviando la presión sobre ellas de las fuerzas legales colombianas yobligando a Colombia a distraer fuerzas de la lucha contra la narcoguerrilla para movilizar tropas hacia el límite con ambos países".
Según Raventos, "la acción terrorista de las FARC, al desarrollarse no sólo en el interior de Colombia, sino también desde otros estados en la zona fronteriza, suscita episodios confusos como el que concluyó con la muerte de Raúl Reyes, el número 2 de las FARC. El grupo irregular atacó desde territorio ecuatoriano a fuerzas colombianas y estas respondieron. Debe diferenciarse la acción de legítima defensa de las fuerzas legales colombianas, de la desgraciada circunstancia de que, para ejercitarla, tuvieran que vulnerar circunstancialmente un jirón de territorio ecuatoriano. Si de proteger la no intervención se trata, antes que quejarse de Colombia (que ha pedido disculpas a Ecuador por esa incursión) habría que condenar la acción intervencionista y criminal de la narcoguerrilla, de la que el pueblo y el estado colombianos son víctimas constantes". Raventos opinó que "la Argentina debe actuar con extrema responsabilidad frente a estos hechos, procurando sostener una postura de principios: defender al pueblo y al estado colombianos de la agresión que les inflige el narcoterrorismo, condenar la acción intervencionista y criminal de estas fuerzas tanto en Colombia como en las zonas fronterizas de los países vecinos. Y diferenciarse claramente del aventurerismo y la complicidad con las FARC de Hugo Chávez, que actúa como un elemento perturbador en la región".