
Tampoco incurriremos en la poco elegante mención a aquel brigadier que en los años noventa desalojó por la fuerza a la primera dama de entonces, pese a que cierta prensa seria lo hace lanzando cábalas acerca de en qué momento y con qué protagonistas se repetirá aquel espectáculo.
Pretendemos, simplemente, recordar (y advertir) que ya en los primeros siglos de la era cristiana, un Obispo de Constantinopla llamado NESTORIO, conmocionó y dividió a la grey cristiana al sostener que Jesús no era una sino dos personas distintas.
Las teorías de NESTORIO, que recibieron el nombre genérico de diofisitas, fueron combatidas fieramente por CIRILO, Obispo de Alejandría, líder del monofisismo.
Una de las derivaciones mas importante de esta recordada disputa teológica afectaba, nada menos, que al rango de la Madre de Dios. Mientras NESTOR sostenía que María era la madre de Jesús (christotokos), CIRILO prefería llamarla thetokos (madre de Dios).
Dejando de lado esta derivación que poco y nada tiene que ver con cuestiones terrenales, el núcleo de la herejía nestoriana tiene esclarecedoras similitudes con el debate que apasiona a ciertos politólogos argentinos acerca de la existencia de uno o dos comandos en el vértice del poder local.
Portavoces de Don Sergio Massa, flamante Jefe de Gabinete de ministros, prolijo lector de textos bíblicos, acaban de expresar:somos el nuevo cristinismo, a la par que hacen gala de que su líder, verdadero CIRILO del Tigre, casi no se ve con NESTOR.
En el año 431, el Concilio de Éfeso marcó la derrota de NESTOR o Nestorio y lo condenó para siempre a la condición de hereje. En 2008, nadie sabe adonde puede terminar la incipiente disputa entre cristinistas y nestorianos.