
Tras el anuncio oficial de la semana pasada, se habían levantado algunas voces que indicaban que la quema de ejemplares no era la mejor de las medidas posible, toda vez que evocaba algunos de los actos de intimidación más siniestros llevados a cabo durante la dictadura militar.
Otros defendieron también la intangibilidad de los libros sosteniendo que junto a los mapas de la polémica coexistían en la misma obra texto e imágenes alusivas al Señor del Milagro o a los generales Güemes, San Martín y Belgrano que "no merecían en absoluto" ser sometidas a una incineración indiscriminada a causa de errores en otras partes de la obra.