
Al presentar los próximos cursos en Salta, los directivos del INCAP se han preocupado en resaltar que el ciclo está abierto a todas las fuerzas políticas y sociales.
Y está bien que así sea.
Sin embargo, la vocación pluralista del Instituto y sus cursos no se mide por los alumnos sino por el plantel de profesores, por los programas que se desarrollen y por el ideario efectivo que inspire al organismo y a sus directivos.
La página Web del INCAP no contiene el listado de profesores (anuncia que esta categoría está en construcción) y los recientes anuncios en Salta guardan silencio sobre quiénes serán los intelectuales y docentes convocados.
Lamentablemente hay muchos indicios (como por ejemplo la nómina de autores convocados a escribir en la revista Capacitación Política) que autorizan a pensar que los cursos servirán mas a la formación de dirigentes adictos a la actual mayoría que a la de ciudadanos con vocación política que profesan ideas distintas.
No es bueno para Salta ni para la Nación perseverar en prácticas excluyentes que afiancen una visión unilateral y sectaria del mundo, de la historia, de los problemas del presente y de los desafíos del futuro.
El mismo reparo ofrece el reciente anuncio del gobernador de Salta de integrar a la -hasta hace poco- independiente Escuela de Administración Pública en las estructuras del Estado. Porque una cosa es formar a quienes ya se desempeñan como agentes del Estado y otra cosa bien diferente es formar a ciudadanos independientes en las ciencias de la administración y la política. En una sociedad democrática, estos cometidos debieran de estar diferenciados y a cargo de instituciones también diferentes.