
La ceremonia, que comenzó después de las 8, fue presidida por el vicegobernador saliente Walter Wayar quien, previo el izamiento de las banderas por parte del senador Lapad y del diputado Godoy, ordenó que por secretaría se procediera a la lectura de la resolución bipresidencial 3/07 de convocatoria de la Asamblea y del acta 5181 del Tribunal Electoral con los nombres de los electos para los máximas magistraturas del Estado provincial.
Tras las lecturas, se nominó a los senadores Alfredo Jorge y Raúl García, y a los diputados Oscar Villa Nogués, Luis Mendaña y Carlos Figueroa para recibir en el recinto al gobernador y vicegobernador electos.
Urtubey y Zottos ingresaron al recinto a las 8.45 de la mañana y fueron recibidos por los aplausos de los asistentes. Antes del juramento y camino del estrado, Urtubey y Zottos saludaron pacientemente a los legisladores que integran la Asamblea, así como a otros políticos e invitados, entre los que se contaba un buen número de intendentes municipales.
Tras el juramento constitucional, a las 9.05 ingresó al recinto el gobernador saliente Juan Carlos Romero quien entregó a Urtubey el bastón de mando y le impuso la banda gubernamental.
Producido el recambio, el vicegobernador Zottos, en su carácter de presidente nato del Senado Provincial, ocupó la presidencia de la Asamblea, despidiendo a Walter Wayar. Tras un breve discurso de Zottos en el que no faltó una invocación religiosa, el flamante gobernador de Salta dirigió su primer mensaje a los representantes del pueblo.
"Muchas gracias. En este recinto, rodeado de mis afectos y de los representantes del pueblo, no puedo otra cosa que invocar la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia, y el amparo del Señor y nuestra Virgen del Milagro, pedirle a cada uno de ustedes, que somos parte de este tiempo nuevo que empezará a vivir Salta a partir del día de hoy", fueron las primeras palabras pronunciadas por un emocionado Urtubey, que recibió como recompensa un prolongado aplauso.
Más sereno y enfático, Urtubey afirmó a continuación que "el cambio empieza por salir de esta maldita costumbre de pensar que la historia empieza cuando uno llega". El gobernador reconoció al gobierno saliente "por el trabajo de todos estos años" y señaló que tomará "los aciertos de la administración de gobierno que hoy culmina, para profundizarlos". El reconocimiento no pasó de un simple formalismo diplomático, ya que a lo largo de su discurso el nuevo gobernador avanzaría líneas de acción política diametralmente opuestas a las seguidas por su antecesor en el cargo.
Sin pausa, Urtubey anunció el fin de la era de "las políticas que llevaron a los gobernantes a la resignación, a la intolerancia, al agravio como única respuesta para disimular su impotencia". Urtubey acusó a sus antecesores de "tomar a la pobreza, al desempleo y la marginalidad como situaciones inevitables".
Urtubey hizo también una profunda autocrítica de la clase política a la que él pertenece, al sostener que muchas veces "los políticos borran con el codo lo que escriben con la mano", en referencia a las promesas electorales incumplidas. "Quiero decirles que yo no he olvidado ni una sola palabra que pronuncié durante mi campaña electoral", dijo. "Además recuerdo la mirada esperanzada de cada uno de los que se acercaban a saludarme; llevo esa mirada en mi memoria como garantía de cumplimiento de mi compromiso".
"Solucionar los problemas de la gente" será "la única razón de ser" de su gobierno, afirmó enfáticamente Urtubey antes de proclamar que los salteños cuentan con el apoyo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Urtubey agradeció con buenas palabras el certificado de plazo fijo de los doscientos millones de pesos que le deja el gobierno anterior, pero al mismo tiempo dijo: "lamento informar que el gobierno que se va deja compromisos ineludibles superiores a ese monto". Con esta afirmación, breve pero contundente, Urtubey desmonaría todo el triunfalismo del gobierno anterior y dejaría bastante malherida la vanidad de "buenos administradores" de la que, sólo unos días atrás, hicieron gala el gobernador Romero y el ministro David.
Lamentó también Urtubey anunciar -en contra de lo declamado por Romero y David- que "el gobierno que se va termina el año con déficit fiscal" rompiendo así una serie de cinco años de superávit de las cuentas públicas provinciales.
El gobernador atribuyó este preocupante desfase en las cuentas del Estado al "despilfarro electoral" y a las "graciosas medidas" tomadas los últimos días, como el perdón de la deuda de todos los municipios de la Provincia.
Más adelante el nuevo gobernador destacó a la actividad turística como el eje de las políticas de desarrollo a que aspira su gobierno y anunció que "garantizará la continuidad de las políticas que posicionaron a Salta como uno de los destinos preferidos en la Argentina y en el mundo". Sólo desarrollando la Provincia -prosiguió Urtubey- vamos a "pelear al principal flagelo que tiene Salta que es el desempleo".
El nuevo gobernador definió al empleo como "la única forma de distribuir riqueza" y dijo que para que haya trabajo éste ha de ser "en blanco, registrado". Prometió ser "implacable" en la persecución de las situaciones de fraude laboral y anunció un trabajo conjunto con organizaciones sindicales y empresariales.
"Vamos a devolverle sentido a la educación", dijo luego Urtubey, anticipando que hará un apuesta por reforzar el sistema de educación técnica, el equivalente argentino al sistema europeo de formación profesional.
"Debemos volver a tener al maestro como referente social en cada uno de los pueblos de nuestra provincia, a través del fortalecimiento de la cadena docente". Urtubey anunció que convocará a todos los intendentes y directores de escuela para "poner mínimamente en condiciones los establecimientos educativos para empezar las clases el 3 de marzo".
El discurso de Urtubey, que duró unos 23 minutos, también abordó temas de salud, justicia, seguridad y libertades públicas, deportes, juventud, relaciones con los municipios, antes de atravesar por su momento más pasional y poco feliz, que ocurrió cuando el flamante gobernador se definió como "fanáticamente peronista".