Romerismo medioambiental en España

El líder de la oposición política al gobierno de España y presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha sorprendido ayer a propios y a extraños con unas declaraciones en las que descalifica, de modo bastante contundente, las afirmaciones del reciente Premio Nobel de la Paz Al Gore sobre el cambio climático en España. Rajoy y Romero hablan animadamente en RomaEn una conferencia ofrecida ayer en Palma de Mallorca, ciudad que por cierto resultó azotada hace algunas semanas por furiosos temporales, Gore alertó sobre el fuerte aumento de temperaturas previsto en este siglo para España y el Magreb, entre otras zonas del mundo.

Mientras Gore auguraba que "Va a ser un aumento muy superior al normal hasta la fecha", el líder de la derecha española y candidato a presidir el gobierno de este país en las elecciones generales de marzo próximo, saltó al ruedo para decir que "no podemos convertir al cambio climático en el gran problema mundial". Y agregó que si los científicos son incapaces de predecir el tiempo que hará en Sevilla en las próximas 24 horas, "¿Cómo podrán saber lo que sucederá en el mundo dentro de trescientos años?"

Rajoy avala de este modo la postura de un sector muy importante de la derecha española que esta misma mañana ha salido a defender las declaraciones de su líder recalcando que Al Gore "predica muy bien" pero que cuando fue vicepresidente de los Estados Unidos "no supo dar trigo". La figura se refiere al supuesto silencio del entonces vicepresidente Gore ante el rechazo estadounidense al famoso Protocolo de Kyoto.

Los incondicionales de Rajoy dijeron también que las naciones más avanzadas del planeta "no tienen derecho" a impedir que algunos "países emergentes" (como China, la India o algunos "tigres" asiáticos") renuncien a su desarrollo por cuestiones medioambientales: "Primero me desarrollo, y lo del medioambiente luego lo veremos". Con estas palabras se despachó esta mañana en la tertulia de Radio Nacional de España el periodista alcarreño Antonio Pérez Henares, conocido en España, entre otros exabruptos, por haber llamado a Gore "gurú teleecologista y sumo sacerdote del cambio climático".

Lo de "Desarrollo para hoy y medioambiente para mañana" que parecen sustentar los populares hispanos coincide curiosamente con la opinión del gobernador de Salta Juan Carlos Romero, quien, por activa y por pasiva, viene dejando claro que su compromiso con las futuras generaciones de salteños se basa exclusivamente en la extensión de la frontera agrícola y en la "creación de riqueza", a cualquier costo.

La postura de Romero, no sólo ya respecto de los desmontes y la amenaza que se cierne sobre el futuro de las yungas salteñas, sino respecto del "activismo" medioambiental, es idéntica a la de Rajoy. Así, mientras los miembros de Greenpeace son considerados "terroristas" enemigos del desarrollo y de la expansión de la riqueza en Salta, Al Gore representa, tanto para Rajoy como para Romero, una especie de diablo fornido que va por el mundo sembrando el pánico sin base científica suficiente para ello.

Sin proponérselo -y, probablemente también, sin saberlo- ambos líderes conservadores han hecho bueno el título del documental que lanzó a Gore al Nobel de la Paz: "Una verdad incómoda" (An Inconvenient Truth).