
Casi todo en la política argentina se dirime desde hace cierto tiempo en escenarios erróneos; las tramas del guión, se han enredado demasiado. Los discursos se dan más por televisión que en el Congreso o el Senado; las letras del tango parlamentario iban a ser interpretadas hasta por la propia Nacha, esa Evita artística de la patria. Ahora, no: Nacha, dice que ya no tiene ánimo. La oposición real, la gente elige cuando vota, no logra reencontrarse con la inspiración para interpretar un buen cuarteto de bandoneones afinados. De allá para cuando un solista semi-decadente y algo trágico, Néstor Kirchner, intenta hacer un solo.
Los artistas han devenido en políticos y los políticos se han vuelto artistas: recuerden a aquellos candidatos confrontando televisivamente con sus clones en una suerte de bailando por un voto de Tinelli. Los sindicalistas llenaban plazas que ahora les piden dejar libres: ha irrumpido, según cuentan, una zurda loca que está agitando demasiado el patio de butacas del teatro. Mientras la Presidente, en el centro de la escena, declama guiones varios: el último muy parecido al de la película el bueno, el feo y el malo. Metafóricamente, el feo casi está esquinando en el escenario a la buena. Obviamente la buena es Cristina y el feo es Néstor; permítanme, por fastidiarle un poco, negarle el protagonismo que tanto añora: ser el feo y además el malo sería exceso de papel para esta obra.
Mucho showman para tan poco escenario; demasiado prócer para tan poca batalla; exceso de personajes protagónicos, poco diálogo y abundancia de sordos monólogos. El público, los ciudadanos, asisten cual convidados de piedra a esta representación que, poco tiene de guión fastuoso con final feliz para todos y mucho de drama y tragedia de las operas italianas.
Si fuera una película yo no diría que es lo que el viento se llevó, dónde aquella frase: juro que jamás volveré a pasar hambre, hace vibrar a los espectadores ante la pantalla. A mí me recuerda mucho más al tócala otra vez Sam de Bogart y su Casablanca; incluso aunque sepa que allí, la Casa es Rosada.