Yo también quiero un Falcon

Menuda la que tenemos armada con el dichoso Falcon. No, el auto no; un avión que es en España, lo que el Tango 01 en Argentina: o sea, el avión oficial que es usado por los  presidentes de gobierno – en el ejercicio de su cargo – para sus desplazamientos. Avión Falcon de la Fuerza Aérea EspañolaEsta semana me he estado acordando de cosas similares que están ocurriendo tanto en Argentina como en España. Allí andan en campaña – ya no sé bien si para elecciones legislativas o para un plebiscito; aquí también andamos en lo mismo – aunque tampoco sé si para Europa o para España; allí Néstor usa en para sus desplazamientos partidarios aviones y helicópteros del gobierno; aquí Zapatero los usa, para sus mítines partidarios. Allí la oposición protesta; aquí lo mismo; y en medio de todo esto, aquí y allí, un montón de ciudadanos que ya no sabemos qué es el Estado, el gobierno, los partidos y dónde “carajo” (perdón) tenemos nosotros que ponernos.

Hace una semana el Presidente del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero, usó un Falcon de las Fuerzas Armadas para ir a un mitin del PSOE en un pueblo de Andalucía. Rápidamente los medios y la oposición, que están que saltan, criticaron con dureza el uso o de bienes o recursos estatales – que se supone corresponden sólo a la Presidencia y no a candidatos o actividades partidarias – para clavarle en la yugular socialista eso de la “progresía, la justicia y la ética”. Los portavoces y ministros de Zapatero salieron en tropel a replicar que Jose María Aznar había hecho lo mismo una vez, y Aznar – que si le pinchas salta, ya saben como es – adjuntó una serie de facturas pagadas por el PP que se supone demostraron que alquiló y pagó, con dinero del partido, el famoso Falcon de su desplazamiento.

Factura  en mano y fotocopiada en la prensa, hubo que recurrir al más genérico “bueno, Zapatero ha hecho lo que hacen todos los Presidentes” y para reafirmar que los del PSOE y el gobierno están en lo cierto y que aquí nadie reconoce un error salvo que lo quemen en una parrilla como a San Lorenzo, Zapatero ha vuelto a viajar a un mitin del partido a Asturias, en otro Falcon. O sea, “para chulo yo”; algo que es muy hispánico, por cierto.

Es evidente que el Presidente del Gobierno lo es y todo el tiempo; es evidente también que la seguridad y la protección deben ser máximas y especialmente en un país como el nuestro, en que una organización terrorista como ETA te pone un “bombazo” en cualquier momento. Ministros, presidentes autonómicos, y demás altos cargos viven entre autos blindados, escoltas, comitivas y demás parafernalias pagadas por el Estado, o sea por todos, pero en algún sitio – y si no es con el sentido común habrá que hacerlo con una ley que lo deje claro – debe establecerse la línea que separe y distingue Estado, gobierno, partidos, presidentes y candidatos.

Es necesario hacerlo para empezar a proteger a esos pobres ciudadanos, nosotros, que estamos pagando todo tipo de abusos y dispendios; que después de soltar la “pasta” a través de nuestros impuestos, observamos atónitos como un montón de privilegiados con muy poca prudencia, saltan de la crisis y la austeridad al “yo me lo gasto todo” sin que  podamos decirles: hasta aquí, ya basta.

El otro día para dar explicaciones sobre el asunto en el Congreso, menos mal que Zapatero no aterrizó en Falcon y fue en auto. Eso si, una vez dentro, dijo que “por responsabilidad y respeto” a los “ex presidentes y a los presidentes futuros” no contestaría directamente a las preguntas del líder de la oposición. Pues mire señor Zapatero, yo le pido que además de a los ex presidentes y futuros presidentes del gobierno, le tenga respeto a los ciudadanos que queremos que responda a todo lo que le pregunten y además lo haga claro y alto. .

Es más, no quiero sólo las explicaciones de Zapatero; quiero las de todos aquellos, sean del partido que sean, que han pensado que esto de gobernar o tener un alto cargo tiene pocas servidumbres y muchos privilegios. Quiero explicaciones sobre la austeridad, el sacrificio y la mesura que debemos poner todos para no despilfarrar por un lado lo que ahorramos por el otro y para poner por fin límites,  no sólo al mercado y el capitalismo exacerbado, sino a toda clase de semi-democracias manejadas por políticos, que se han creído que Dios ha venido a encarnarse en ellos para dirigir los destinos de una masa de ciudadanos imberbes. 

Y si esto no tiene freno, propongo que un arrebato de locura los ciudadanos salgamos a la calle a exigir “nuestros derechos”: un Falcon y un Tango 01, pero para cada uno de nosotros. A mí sin ir más lejos, me vendría estupendo desplazarme en él para ir a votar en los próximos comicios a tanto candidato que anda suelto.