Voto en blanco y tarjeta roja

Paso, se me han quitado las ganas; tengo mucha bronca, estoy indignada. Es más, no concibo que en plena crisis económica los ciudadanos debamos enfrentar además de los problemas diarios, a esta patética y ramplona crisis intelectual y ética de la política que, se supone, nos representa. Elecciones al Parlamento Europeo 2009El próximo 7 de junio millones de españoles y de ciudadanos de otros países europeos, acudiremos a las urnas para votar en las elecciones al Parlamento Europeo. En cada país oposición y gobierno, han iniciado ya sus campañas. El machaque a los electores con datos, proyectos y propuestas se suponía, es más, yo hasta esperaba mensajes que reflejaran cómo concibe cada uno esta Europa de nuestros días y en qué y como se plantean trabajar para su cohesión y mejora.

En España sin embargo, el inicio de campaña ha sido en mi opinión, patético. Un primer video electoral del PSOE y otro a modo de contrarréplica del PP. Ambos me asustan, me avergüenzan y me decepcionan; tanto que con sólo verlos he decidido que mi voto en estas elecciones europeas, será un voto en blanco. Un blanco sobre negro, una voz que transmita en un papel desierto mi queja, ante la catadura de la política de estos tiempos.

El PSOE  ha echado mano de ese recurso “progre” tan en boga en los últimos tiempos que se resume en “nosotros somos modernos y progresistas, el resto una panda de extremistas fascistoides”; el PP como un bobo, ha caído en la trampa de señalar con el dedo. Ambos, irresponsablemente han mostrado dos mensajes extremistas y violentos que no reflejan lo que somos la mayoría de los ciudadanos – los de derechas y los de izquierdas – y lo que es peor, que sólo contribuyen a crispar los nervios. Me resulta curioso que en una sociedad tan múltiple y diversa como la europea, que justamente ahora transita por una gran crisis de consecuencias aún inciertas, crispar haya sido el método de elaborar propuestas. A mi entender eso sólo merece una respuesta de la ciudadanía: el repudio y la indiferencia.





Un empresario que propugna el despido libre, un agricultor que niega el cambio climático, una “lady” que defiende la sanidad privada, un mozo que denosta a los inmigrantes, un skinhead, una aristócrata, y un sacerdote para rematar el esperpento.

Ese es el vídeo del PSOE. El mensaje, sectario: algo los que no son como ellos, son extremistas y reaccionarios, hasta marginales si me apuran.

El video sentencia al final: “el problema no es lo que piensan; es lo que van a votar”.

No señores del PSOE, el problema es lo que ustedes piensan, eso que los responsables de comunicación de su partido han definido como “un mensaje para movilizar a la gente”; o sea, un mensaje para crispar y recurrir a fanáticos extremos que clasifican, dividen y dan miedo. De ese miedo creen ustedes obtener un rédito: votantes asustados que de puro miedo, votan pero no piensan. . 

El Partido Popular ha tardado un día en responder al PSOE. La respuesta otro video dónde el asunto principal son “los perros”; unos perros que ladran, unos bien fieros. La idea, según sus creadores, es hacer una ironía respecto de la falta de propuestas para estas elecciones europeas, del PSOE. El resultado en mi opinión, algo así como “ladra que yo te ladro más”, una “jauría de fieras”.

Así que entre sectarismos, ladridos, fieras y falta de propuestas, ando con bronca, desconcierto y miedo. Bronca porque observo que los partidos políticos se han olvidado de la razón y los argumentos; desconcertada porque en plena crisis económica, primar las ideologías sobre las ideas y fomentar la división en lugar de la unión enriquecedora me resulta el camino más alejado para dar solución a los problemas; con miedo porque no creo que sea conveniente ni responsable, añadir crispación a la tensión que ya padecen las sociedades civiles en estos tiempos. Los ciudadanos no andamos sobrados de esperanzas ni de fuerzas, para “ladridos” a cargo de “canes” con salario público en estos momentos.

Y así yo ni voto, ni me siento representada por ningún proyecto. No sé a quien – que no sea una fiera - entregar mi voto para que trabaje por España y por Europa.

Conclusión: Voto en blanco y “tarjeta roja”. No tengo otra forma de hacer llegar mi queja.