
Voy al grano y explico por qué lo del extranjero lo he escrito entrecomillado:
La final, se celebraba en Valencia, España; era la final de la Copa del Rey, sí, la que lleva el nombre del Rey de España; jugaban dos equipos españoles al menos así figuran en la liga profesional de fútbol y era retransmitida oficialmente por la cadena pública Radio Televisión Española.
La ceremonia previa al inicio del partido ya la conocemos, se repite a cada año: llegan los Reyes, saludan a las autoridades, presidentes de los Clubes y aficionados y luego suena el Himno nacional. Los incidentes también son conocidos y no me refiero a los deportivos, sino a los que suelen ocurrir cuando nacionalistas extremos catalanes o vascos que no son, quede claro, todos los vascos o catalanes participan de algún evento deportivo que tenga que ver con España, el Rey y nuestro himno: silbidos o abucheos varios.
En primer lugar, quisiera decir que doy por sentado que vivimos en un país democrático; quiero decir que sin bombas o asesinatos comprendo y respeto que existan personas no conformes con que España sea una y el Rey el Jefe del Estado, o que no se identifiquen con el Himno. Ahora bien pido por la misma razón, respeto para la realidad que vivimos hoy por hoy, y esa es que España hay una sola, el Rey ocupa la Jefatura del Estado y tenemos un Himno. Respeto no es apoyo, pero es silencio acaso; es respeto al fin y al cabo.
Es evidente que la cancha de fútbol no es lugar para dirimir acerca de si España debe transitar de nuevo el camino hacia la República, o si independencia o federalismo debería ser la organización político-territorial hacia la que tenemos que dirigirnos. Lo es mucho menos aún cuando atención a la contradicción- la Copa que todos sueñan ganar en la cancha, lleva el nombre y es entregada por el propio Rey de España.
También es evidente que la televisión pública de un país democrático no puede o no debe dar paso a la publicidad con la intención (o el error humano que ha aducido el director al cargo) de ocultar a la población esa pitada y esos momentos de tensión durante el himno. Y como eso es inaceptable, alabo y aplaudo que al día siguiente ese directivo fuera de inmediato cesado en su cargo y puesto de patitas en la calle.
Que frente a un público compuesto por miles de personas muchísimas de ellas vascas y catalanas se iba a producir lo que se produjo, no fue sorpresa ni debe ser ocultado por televisión alguna. ¿Había que ocultarle al Rey la pitada? No, el Rey estaba allí. ¿A los espectadores televidentes? ¿Para qué? la ciudadanía, todos sabemos que el Rey, el Himno y España desatan amores y odios.
Ahora bien, todas esas personas que silbaron en la cancha deberían recordar, y si no lo recuerdan hay que exigirles que lo hagan, que aún con la libertad de expresión como bandera, el respeto por el país en el que estamos, por sus símbolos y autoridades debe ser cumplido. Yo preguntaría, ¿cómo se sentirían los nacionalistas catalanes si cuando sonara para ellos el emblemático El Segador, los demás silbáramos o como los nacionalistas vascos aceptarían una pitada a su Presidente Autonómico, el Lendakari?
Creo que, como yo, muchos españoles respetamos lo catalán y lo vasco; no se nos ocurriría pitar al oír sus himnos, como jamás se nos ocurriría quemar sus banderas o silbar a sus Presidentes autonómicos. Curiosamente el nacionalismo es más el amor a una tierra que el odio a otra y precisamente tratándose de nosotros y de nuestra propia historia, deberíamos recordarlo.
Ahora que caigo... Francia es una República democrática y a su himno y a su Presidente si no se le respeta, se monta la que se monta. En 2002, Jacques Chirac tuvo las agallas de retirarse de la tribuna antes de que empezara la final de la Copa de Francia y exigir "una petición de disculpas" al país porque un grupo de nacionalistas corsos silbó el himno francés y hace unos meses Nicolás Sarkozy ordenó que todo partido en el que un grupo de espectadores insultase a los demás franceses de esa manera, se suspendiera.
El partido del pasado miércoles se jugó, el Rey entregó la Copa y, que yo sepa, nadie del gobierno ha hecho nada al respecto. Yo ni siquiera pido que hagan como el gobierno francés, solo que se exija, si quieren, silencio sin aplausos, pero respeto.