La escopeta nacional ¿rumores o realidad?

El ministro de Justicia español, de caceríaTras despedirnos de la señora Fernández de visita oficial en el país, e inmersos a fondo en la crisis económica que nos asola, una trama de corruptelas y posible prevaricación, ha agitado con crudeza el panorama nacional. Como en los viejos tiempos, como en los de antaño, se han producido hechos terribles para los ciudadanos; hechos que implican a funcionarios de la Comunidad de Madrid, todos del Partido Popular,  en sobornos y negocios sucios y hechos que hacen sospechar por la otra parte, la del PSOE, que de esta “podredumbre”podrían sacar además, beneficio electoral.

No sé si la conocen o la recuerdan. “La Escopeta Nacional” es una película de Luis García Berlanga, en la que a través de la historia de un empresario catalán que viaja a Madrid para participar junto a su amante en una cacería, de esas en que las élites del poder franquista celebraban, trata en ella de establecer los contactos necesarios con gente cercana al poder,  para hacer negocios particulares.

Supongo que habrán leído en prensa que una trama de corrupción ha salpicado al Partido Popular. Todo ha sido ya denunciado y está siendo investigado por el juez Baltasar Garzón. Existen detenidos y presos, cargos oficiales expulsados de sus puestos y del partido y mucha gente imputada a la espera de prestar declaración.

A este respecto, una opinión personal: Me tranquiliza un poco en medio de esta trama de corruptelas, dos cosas: una, que sospechosos varios están a buen recaudo y gracias a la actuación de la justicia tarde o temprano sabremos la verdad y se podrá  castigar a los culpables. Otra que gracias a la celeridad del Partido Popular, todos los implicados han sido apartados o cesados en sus cargos oficiales a la espera de que se pruebe o no su culpabilidad.

Sin embargo he echado en falta la misma capacidad “ejemplar” de actuación en cuanto a otras cuestiones, también de estos días, que si bien no podrían ser calificadas técnicamente como “delitos” me producen la misma repugnancia y preocupación: por ejemplo que con cuatro millones de desempleados y graves problemas económicos en el país, un Presidente de una Comunidad Autónoma, - la gallega – destacado miembro del PSOE, se haya gastado en obras y mobiliario para la sede de su gobierno y en coches oficiales  unos cuatro millones de euros. Realmente señor Touriño, no estamos para estos dispendios. Como ciudadana me hubiera gustado recibir las debidas explicaciones – que usted aún ni se ha dignado a dar – así como asistir al repudio por parte de su partido ante tamaño “abuso” en el “uso” del dinero público. Dinero recuerde… que es más nuestro, o sea de los ciudadanos,  que suyo.

Continuando con el auto del juez Garzón, se investigarán una serie de empresas que se abastecían de fondos de entidades públicas de la Comunidad de Madrid y Valencia para beneficio propio. En medio del entramado, decenas de sobornos y dádivas a funcionarios públicos ahora objeto de detención e investigación.

Parecía pues que dentro de la gravedad del asunto los ciudadanos podíamos respirar tranquilos y la justicia y la ley se ponían en acción. Pero”hete aquí” que dos días después de desatado el escándalo nos enteramos que el juez Garzón, el Ministro de Justicia, la Fiscal del caso y algún funcionario más – todos los últimos del PSOE y parte del proceso en cuestión – habían estado juntos en una cacería el fin de semana anterior a la “explosión” del escándalo que afecta al Partido Popular. 

Ni qué decir tiene que tanto el Partido Popular – perjudicado en primera persona – así como el resto de fuerzas políticas de la oposición, han clamado al cielo ante este hecho que unos dicen “casual” y otros califican de “demasiado intencionado” como para  pasarlo por alto sin solicitar la recusación del caso al juez Garzón. 

Admitiendo que exista corrupción y que esta deba ser investigada y condenada hasta llegar al último de sus culpables, la ética y la estética de la cacería me parece realmente bochornosa para un Gobierno, un Ministro de Justicia y un Juez que se dicen miembros destacados de una democracia donde, en teoría, la independencia e integridad de los poderes públicos, muy especialmente de la Justicia, debe ser la máxima garantía para todos, corruptos o no, en este país.

De ahí que muchos nos preguntemos hoy si acaso aquellas épocas de “politicastros” amigos de empresarios que aceptaban sobornos para hacer negocios privados, así como otras igual de preocupantes en las que élites públicas y privadas acudían a las cacerías del “Generalísimo Franco” para extender su poder,  quizás hayan vuelto a España muchos años después.

Si fuera realmente así, bastantes preocupaciones tenemos ya  los ciudadanos con la crisis,  para que corruptos, politicastros, o juececillos de tres al cuarto, nos compliquen más aún nuestro sufrido subsistir.