Cristina nos visita: ¿Castañuelas, tango o jazz?

Fue en julio de 2007 cuando Cristina Fernández, entonces candidata a la Presidencia de Argentina, visitó por última vez nuestro país. Después, bastantes problemas y conflictos empresariales, dos intentonas fallidas de nuevas visitas y por fin la confirmación de un viaje oficial. En él tendrán lugar unos cuantos y discretos contactos con empresarios españoles y después, la serie de actos protocolares y de carácter oficial. Cristina Fernández y su viaje a EspañaMientras el mundo ha dado muchas vueltas, quizás demasiadas podrán pensar, por lo que no me atrevería a describir la visita con un “bienvenida de nuevo, hola qué tal” sino más bien con un “bienvenida otra vez, ¿volvemos a empezar?”

En aquel julio de 2007 una de las más sonoras afirmaciones de la entonces candidata presidencial fue, que no quería herencias “ni de Eva Perón, ni de Kirchner, ni de nadie. Hoy pasado el tiempo me temo sin embargo, que su mandato ha quedado reducido a moverse a lo largo de un angosto pasillo marcado por la pura herencia no sólo de su esposo – que casi comparte el poder con ella –,  sino también de una Eva y un Juan Domingo Perón al que la Presidenta cita con demasiada frecuencia, últimamente hasta en referencia al recién estrenado Presidente de EEUU, Barack Obama.

También entonces fue, que la candidata Cristina Fernández se reunía con empresarios españoles ante un auditorio oficial en la sede de la CEOE.  Sus palabras clamaron en apoyo a la clase empresaria española para que siguieran invirtiendo en Argentina a pesar de “profecías” que pudieran augurar desastres financieros para el país. Han pasado casi dos años y no sé si a consecuencia de “profecías” o no, las reuniones empresariales sólo tendrán lugar esta vez a través de discretos contactos bilaterales sin carácter oficial. Supongo que todos temen “incómodos” reclamos de seguridad jurídica y estabilidad para las inversiones empresariales extranjeras, que podrían enturbiar la visita oficial.

Dos mujeres de peso, hablo de peso oficial, con enorme capacidad ejecutiva y de decisión, acompañaron entonces y lo harán ahora también, a Cristina Fernández en los diferentes actos que tendrán lugar: una es la Vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, y otra la Secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jimenez.

Ambas, desde esa segunda fila de los cargos oficiales discreta pero llena de poder real, con la amabilidad del protocolo y la diplomacia, pero con la firmeza de los mensajes que se quieren hacer oír con claridad, volverán a insistir, como ya lo hicieron en el 2007, sobre el futuro común que nos une a ambos - argentinos y “gallegos”- , sobre la cantidad de inversiones que Argentina recibe desde España y sobre una balanza comercial que intuyo van a querer “equilibrar” ya que las cifras favorecen más al país hermano que al anfitrión.

Se quiera o no, la “sombra” del caso Aerolíneas planeará por encima o por debajo de actos, cortesías protocolarias, recepciones reales, y otros agasajos típicos ante la visita de mandatarios extranjeros a España. El famoso collar de la Orden de Isabel la Católica – cuya concesión ha causado sorpresa en algunos medios argentinos – no es otra cosa que la habitual condecoración que se otorga a los presidentes latinoamericanos que visitan nuestra Nación.

Jose Luis Rodriguez Zapatero, atento a las circunstancias, realizó hace unos dos días una entrevista nada casual a la cadena Telefé. Repasó la visita de la Presidenta argentina y reconfirmó lo que todos saben y quizás algunos llevan con adversidad: que las empresas españolas están en Latinoamérica para quedarse y que las relaciones entre Argentina y España son, según sus palabras, “buenas y ahora especialmente más”.

Con un turbulento panorama internacional marcado por la enorme crisis económica mundial y con una comitiva presidencial variopinta y diversa, que incluye a figuras tan dispares como el sindicalista “por excelencia” Hugo Moyano, el diputado recientemente “escrachado”, Rossi, el gobernador Alperovich, o la senadora cordobesa Haidé Giri que votó a favor del si a la resolución 125, más un importante grupo de empresarios locales, comienza una visita en la que no me atrevo a aventurar si habrá mucho o poco sobre lo que hablar. En tierra ha quedado un Reutermann, que por prudencia electoral, no ha querido identificarse explícitamente con los colores Kirchner reflejados en el Tango 01 presidencial.

Contraviniendo al diario local “Página 12” que esta mañana titula su columna sobre el viaje de la Presidenta a España con un folclórico “a repicar castañuelas”, yo sólo espero de la visita que ni los unos tengan que “repicar castañuelas”, ni los otros debamos “bailar tango”. Y no me refiero al Tango 01 sino al tango en general. Por desgracia me temo que la única melodía que hoy bailamos todos - parodiando a la Presidenta -, suena más a “Jazz”.