¿Educando a la ciudadanía?

El debate sobre cómo, dónde y bajo qué valores se educa a un niño o una niña para ser "ciudadano", se ha instalado de la peor forma posible en nuestra sociedad. Digo de la peor forma porque hemos asistido durante meses a la intolerancia de dos supuestos bandos y a la confusión  - también por parte de los dos - de educación con adoctrinamiento. Educación para la ciudadaníaExiste una materia en las escuelas secundarias de España cuyo nombre es "Educación para la Ciudadanía". Fue implantada por el gobierno socialista español y repudiada casi al instante por los sectores más "conservadores" de la sociedad. Esa sería la forma de resumir el conflicto si hiciéramos una lectura plana y sin amplitud de miras, es decir si nos posicionáramos cual "borregos" en uno de los dos supuestos bandos, sin contemplar con altura y ciudadanía de la de verdad, todo lo que implica aquello que defienden tanto opositores como defensores de la materia en cuestión.

Tan grave ha llegado a ser el tema - quiero decir el enfrentamiento -, que la solución se ha derivado a la Justicia quien, a través de nuestro Tribunal Supremo, ha dictado su resolución esta misma semana.

Antes de continuar, les explico que el temario de la materia es el mismo siempre si lo miramos de una forma global, pero las "versiones" implantadas por los distintos grupos editoriales, no resisten un examen de lógica bajo ninguna circunstancia, la verdad. 

Unos ejemplos que les ayuden a entender mejor:  

Economía

Al tratar la economía en el mundo actual, el libro de la editorial Akal dice: "La mayor amenaza que ha pesado nunca sobre la pervivencia de la familia la constituye precisamente el capitalismo".

Objetivo de la materia

Según la editorial El Laberinto el objetivo de esta materia es: "quitar la educación de manos de los padres, que normalmente son muy reaccionarios, y de los curas desviacionistas".

Familia:

Sobre la familia el  libro de la editorial Mc.Graw Hill dice: "Es preciso que los jóvenes sean injustos con los hombres maduros. Si no, los imitarían y la sociedad no progresaría"

Bien, han sido largos y áridos los meses en que el Partido Socialista, el Partido Popular, padres católicos, padres agnósticos y por supuesto, presuntos "progresistas" o "reaccionarios" han tenido a esos futuros ciudadanos que son los niños y niñas que acuden a la escuela, presos en medio de una lucha sin igual.

Por un lado se argumentaba la obligatoriedad de la materia, por el otro, el derecho a objetar y no acudir a sus clases y mientras, se radicalizaban las posturas hasta que la Justicia ha tenido que dictar la última palabra sobre la cuestión. El Tribunal Supremo ha rechazado la objeción de conciencia a esta materia pero ha dejado puerta abierta a recurrir sus textos y contenidos. Los magistrados han señalado para finalizar, que en ningún caso serán admisibles el "adoctrinamiento" ni la imposición de una "moral oficial".

Me ha resultado muy triste observar que para "educar ciudadanos" del siglo XXI nos hayamos visto obligados a recurrir a 29 jueces de un máximo Tribunal. Algo tan básico, tan apegado a la educación en libertad ciudadana como "sólo enseñar sobre normas básicas de democracia y los valores en que la misma se asienta", sin entrar en "criterios morales o éticos personales" ha terminado siendo establecido por unos jueces. En medio, gobierno, oposición, editores, educadores y padres no han sido capaces de llegar a un acuerdo mediante el consenso, el respeto y la razón.

Educar ciudadanos compete en mi opinión, tanto a las familias como a las escuelas y educar no es manejar, ni imponer, ni tampoco oponerse a los cambios y nuevas mentalidades que coexisten con otras muchas ya instaladas desde hace tiempo en cualquier sociedad del mundo occidental. Sectarismos y adoctrinamientos de uno u otro lado, sólo crearán nuevos ciudadanos mucho más limitados, algo claramente inconveniente, en un mundo cada día más diverso y amplio.

Quienes concebíamos la materia como una oportunidad de formar una buena ciudadanía, - sin más-,  estamos por fin de enhorabuena. Seguiremos defendiendo que los ciudadanos puedan pensar con autonomía e independencia en sus ámbitos más personales e íntimos y luchando para que el respeto a la diversidad frente al sectarismo igualador,  sea una corriente en auge que nos eleve a constituir la mejor y más "educada" ciudadanía.