Señor Aznar: ¿Por qué no se calla ya?

José María Aznar, expresidente del Gobierno españolSi, lo siento, he tenido que recurrir a la famosa frase del quilombo entre el Rey de España y Hugo Chávez para dirigirme al señor Aznar. Como se suele decir, es más fácil llegar al poder que dejarlo. Esto, junto con una dosis importante de necesidad de ser el centro de atención, es lo que en mi opinión  van “hundiendo” – más si cabe – ex-presidente del Gobierno español ante la opinión pública del país. Resulta que esta semana, en una entrevista concedida por Aznar a la edición española de la revista “Vanity Fair”, el ex-presidente, presa de algún tipo de “estupefaciente” que achica la mente y aumenta la imprudencia, parece que declaró entre otras “perlas” que la victoria de Obama era un “exotismo histórico y un previsible desastre económico”.

Debido a la polémica que han generado sus palabras, los ataques que el Partido Socialista le ha endosado al señor Aznar, e incluso el silencio y la distancia con que su propio partido, el Popular, ha tomado las declaraciones, ayer se hizo público un comunicado del propio ex-presidente en el que anuncia medidas legales contra los que “malinterpretaron” sus declaraciones y le han difamado. Se refería en concreto a Jose Blanco, número dos del PSOE, que lisa y llanamente calificó al señor Aznar como “racista”.

Según Aznar,  lo que quiso expresar es que “la elección de Obama es prueba de que el sueño americano todavía existe, y por ello una persona de raza negra ha llegado a ser presidente de los Estados Unidos”.

Comunicados y aclaraciones al margen señor Aznar, llueve sobre mojado. Usted tiene una especial habilidad para montar un desaguisado según abre la boca, y además, sigue opinando con una contundencia y una prepotencia apabullantes. Con su actitud, hace daño a su propia imagen, a su partido y a los que le votan, millones de personas de derecha, de centro-derecha quizás, pero gente moderada y con mente abierta, que está cansada de su extremismo y radicalidad.

En la entrevista que ha concedido, Aznar asegura que la victoria de Barack Obama es “un exotismo histórico”; bien no está claro el significado concreto de su expresión, pero no contento con ello añade que esta victoria conllevará “un previsible desastre económico”. ¿Mayor que el de George Bush, señor Aznar?... lo dudo, fíjese.

Como he dicho, con Aznar llueve sobre mojado: esta semana fue Obama, hace poco Sarah Palin – a la que elogió –, o el propio Bush al que ha calificado como un “gran estadista”; y por si todo esto fuera poco, nos sentencia esta misma semana también, sobre un problema tan complejo y enraizado como el de Oriente Medio y ante un mundo que debería intentar unir y no fragmentar, que “Israel es la última y única esperanza de Occidente”.

En fin, señor Aznar, le recomendaría contención y prudencia, pero me temo que con su carácter y personalidad, esto es una quimera, la verdad.

Parece que en España no tenemos mucha suerte con nuestros ex-presidentes de Gobierno.  Pocos, si acaso Suárez y Calvo Sotelo, han quedado como representantes de momentos de nuestra historia dignos de respeto a lo largo de los años. Los demás, especialmente Felipe González y Aznar, rompen sus silencios de vez en cuando para hacerse “notar”. Desde luego, el caso del protagonista de la columna de esta semana es mucho más frecuente que el de González y además, normalmente para decir cualquier tipo de “insensatez”.

Por todo ello, soy firmemente partidaria de recomendar con urgencia a alguien de su propio partido político que se levante y grite alto y claro al señor Aznar: “Jose María… ¿por qué no te callas, ya?

El país quedaría eternamente agradecido, creánme.