
Una, la posibilidad de un futuro mejor convertida no en quimera sino en realidad, para miles de cubanos en España o en otro lugar, justo a los 50 años del triunfo de la Revolución Cubana. 50 años que el propio Raúl Castro ha demandado celebrar sin grandes exhibiciones y loas y con una petición de que los cubanos se ajusten el cinturón, (¿aún más?...)
Otra, la diferencia radical en el ánimo y motivaciones de los argentinos que esperaban ser atendidos en el Consulado español de Buenos Aires. Tradición, raíces familiares, asuntos que conciernen a sentimientos o a emociones, ciertas ventajas formales, si pero no el nerviosismo y la desesperación que caracterizaban las filas repletas de sus compatriotas tratando de emigrar a España a principios del 2002. En este caso, aún con sus matizaciones, está claro que hemos avanzado a mejor.
En un diario que reflejaba la noticia, leí la frase del célebre bandoneista y compositor Aníbal Troilo: Dicen que me fui, pero ¿cómo?, si siempre estoy volviendo". No sé si puede ilustrar cabalmente la ruta transatlántica que argentinos y españoles hemos andado y desandado más de una vez, pero indudablemente ese camino se abre nuevamente para muchos de ustedes y también para otros tantos que esperan aquí a parte de su sangre e historia personal.
En España la noticia ha sido calificada de muy diversas maneras. Para muchos la medida es una reparación histórica, un derecho pendiente, un bálsamo a las heridas aún no cicatrizadas totalmente de descendientes de españoles que tuvieron que renunciar a su tierra y a su nacionalidad, sólo por pensar diferente. Para otros, ciertamente tendenciosos, un as electoral del Presidente Zapatero en busca de una cesta de votos que sumar en las próximas elecciones pues argumentan que esos nuevos españoles en agradecimiento al gesto, optarían por su partido y candidatura. Por último, y para los menos, un problema en cuanto a una supuesta avalancha de nuevas llegadas de inmigrantes, - que en realidad no serían tales sino españoles de pleno derecho - pero que podrían complicar aún más el ya precario mercado laboral español víctima de cifras de desocupados que ascienden como la espuma cada nuevo día que amanece.
Oportunidades materiales o sentimentalismos aparte, la medida otorga a los solicitantes la nacionalidad española, es decir los mismos derechos y obligaciones que a cualquier español y en las mismas condiciones que el resto de nosotros.
Si nos lo tomamos con algo de humor se me ocurriría preguntarles a todos los que la han solicitado si se lo han pensado bien. Miren que últimamente los gallegos andamos cargaditos de obligaciones, y la crisis azota por nuestras tierras con una crudeza inusual.
Si me refiero al asunto con seriedad, para cientos de cubanos la puerta que se abre es la oportunidad de huir no como balseros de una revolución estancada y anacrónica que aunque con alimentos y sanidad básica garantizada, no les ha permitido en estos 50 años tener ni proyectos ni sueños, solo una triste realidad. Para los argentinos es hoy en día, sólo una puerta más, esa que muchos cruzaron en el 2002 como la única posible para escapar de la quiebra de un país al completo y que actualmente los que estaban en las filas del consulado contemplaban como algo muy distinto, opcional que no perentorio, sólo una posibilidad, quizás una ventaja con la que poder contar si en algún momento si lo deciden así.
No existen cifras oficiales sobre los argentinos que puedan beneficiarse de la ley de la Memoria Histórica. En base a lo que los medios han publicado, hablaríamos de unos 300 mil beneficiarios según el diario La Nación, y unos 600 mil según Clarín. Lo que se sabe con certeza es que el Consulado español ya ha recibido 10.000 solicitudes.
Para concluir, quisiera compartir con ustedes las declaraciones de una persona que estaba en la fila del consulado español de Buenos Aires. Su frase me hizo sonreír y al mismo tiempo reflexionar sobre esa inestable visión que muchos de ustedes tienen respecto del medio y largo plazo de su propio país. A preguntas de un periodista español respecto de emigrar a España justo ahora en que los españoles sufrimos una enorme crisis, una señora argentina argumentó al periodista: no importa que España esté en crisis, acá siempre estamos en crisis.
Me alegro de la nueva ley y de que gracias a ella puedan optar a la nacionalidad española quienes por sus orígenes sientan que eso forma parte de su identidad personal o familiar. Y me alegro más aún de que la realidad argentina no sea ni mucho menos la de finales del 2001 y principios del 2002. Si ahora retornan a la Madre Patria algunos argentinos, que sea en libertad y con serenidad, no por motivos trágicos como fue el corralito en su caso o una guerra civil en el nuestro.
Como decía Séneca, nadie ama a su patria porque sea grande, sino porque es suya y por eso, si nos alejamos de ella, que al menos no sea mientras esta se desangra.