Confianza y fe: en la vida como en la economía…

Echen un vistazo a los mercados, a los artículos de los diarios económicos, por favor.

Si lo hacen, ninguno de ustedes podrá dudar que estamos ante un momento mundial “decisivo y grave”. Las consecuencias de los momentos difíciles que atravesamos y vamos a atravesar van a ser de gran calibre para todos. Estamos… ante una gran CRISIS MUNDIAL. Reunión de líderes europeos del G8La CONFIANZA y la FE, - de ahí el título de este artículo -, son FUNDAMENTALES en nuestras vidas, en nuestras relaciones personales de todo tipo… y por supuesto también en la política y en la economía. En la parte más práctica y tangible de nuestras vidas, independientemente de otros problemas añadidos, cuando la confianza y fe se han perdido se entra en una muy complicada situación, a veces incluso… irreversible.

Los dirigentes de todo el mundo nos reclaman en estos momentos fe y confianza en las propuestas y decisiones que se están tomando para tratar de atajar la crisis. Nos exigen que creamos en ellos, y que no temamos…, que todo “volverá a ser igual o mejor” ¿Confiamos ya en ellos, o no?

El idioma constituye un instrumento básico para la comunicación entre las personas, y por ello existen convenciones, reconocidas por todos, por las cuales lo que uno expresa es entendido por el otro del mismo modo, con el mismo valor. Si no fuese así, no habría comunicación posible. Y aquí tenemos una primera muestra de la necesidad de que exista la CONFIANZA.

El Diccionario de la Lengua dice que “confianza” viene de confiar, y que significa “esperanza firme que se tiene en alguien o algo”. A su vez, “confiar” es “encargar o poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa”, y también “depositar en alguien, sin mas seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa”. Profundizando en el significado encontramos dos sentimientos recíprocamente entrelazados: entrega de algo nuestro a otro, y ello por la consideración, la buena fe, la buena opinión, en suma el respeto que ese otro nos merece.

Hoy, ayer, la semana pasada…, asistimos a una llamada general a la confianza. Todos los dirigentes mundiales nos la demandan. ¿La merecen? ¿Por qué nos la piden explícitamente? Mucho me temo que todos ellos saben perfectamente (aunque no lo reconozcan de viva voz), que sus acciones no han sido las adecuadas y que con sus palabras ya no nos basta. Debía ser de ellos mismos, de quienes se hubieran derivado acciones y comportamientos tales que no hubieran podido suscitar en nosotros ni la menor DESCONFIANZA.

Pero la realidad lamentablemente es muy distinta. Esa CONFIANZA inexcusable en las relaciones de todo tipo, incluidas las comerciales y financieras parece haberse perdido, casi esfumado. El mundo de hoy nos ofrece muchos elementos de fortaleza y a la vez otros muchos de gran debilidad.

Señoras y señores dirigentes, seres humanos que ocupan puestos de relevancia en la política, en la economía, en las finanzas: Son ustedes quienes deben generar confianza, entre nosotros con sus actuaciones, son ustedes quienes deben provocar y mantener nuestra fe. Sólo de esta forma podrán pedirnos a los ciudadanos que les sigamos de forma reflexiva y consciente, y no ciegamente y porque “sí”.

Existirá confianza, en la economía y en la vida en general, cuando se haya hecho mucho, y dicho y prometido poco. Como dice el refrán: “Muchas promesas disminuyen la confianza”. Tengan respeto y consideración. Fuimos nosotros quienes les entregamos nuestra confianza y nuestra fe y nos han fallado.

Ahora…, ahora ya no nos pidan más cheques en blanco, por favor.