
Ayer, varios gobiernos latinoamericanos declararon ser conscientes de la magnitud de la crisis que nos asola. Al respecto reconocieron, que si se quiere ser medianamente responsable, no debemos considerarnos en la región a salvo de ella de forma total.
El presidente de Brasil, el de Bolivia y el de Ecuador, coincidieron en que nadie se merece esta crisis, y que es tan seria y profunda que todavía no podemos saber su tamaño real ni cuánto nos afectará. Hasta Hugo Chávez siempre tan combativo con el imperio -, declaró su deseo de que el Congreso de Estados Unidos llegue a un acuerdo sobre el plan de rescate para que así, los norteamericanos encuentren la fórmula de salir de la crisis y de rebote, esta no siga expandiéndose de forma incendiaria por el mundo.
Por supuesto, y en lo referente a acciones conjuntas y coordinadas, coincido con Lula da Silva en que acelerar la entrada en funcionamiento del Banco del Sur sería una medida inteligente y operativa, obviamente no ante esta crisis, sino ante futuras turbulencias que seguramente nos volverán a zarandear. El Banco en un principio debería manejar por si mismo reservas comunes para la zona y marcar ciertas normas y criterios para política financiera y bancaria común. Ardua tarea, creanme. Por lo tanto, resulta imprescindible ponerse a unificar criterios cuanto antes, y tomar esta cuestión con toda la trascendencia que podría tener para la región.
Todos los gobiernos latinoamericanos que se reunieron mostraron su profunda preocupación por un descenso de la actividad económica, por el manejo y cuidado de las reservas monetarias de sus países, así como por las reducciones en el flujo de intercambios comerciales que indefectiblemente se generarán.
Independientemente de quienes son más fuertes o menos dentro de la región, - supongo que para gustos estarán los colores TODOS sin dudar coincidieron en que, como he señalado al principio, el mundo entero está demasiado interdependiente y globalizado como para que lo que pase en Estados Unidos no afecte a los demás, especialmente puntualizaron a países pequeños como los nuestros.
Bien, hasta aquí sólo veo actitudes coherentes, responsables, y activas, ante una situación grave que debe preocupar. No podemos desde la zona parar el derrumbe, pero si podemos ser lo más responsables posible, y tomar posiciones y prepararnos para afrontar vientos que no van a soplar en sentido favorable.
Sin embargo, hoy más que nunca en Argentina, y a punto de comenzar un nuevo paro agrario, sólo vislumbro falta de RESPONSABILIDAD. De una y otra parte, echo de menos sentido común y responsabilidad. Dos actitudes aparentemente sencillas de aplicar pero que sin embargo y muy lamentablemente, continúan brillando por su ausencia. La situación fuera no es buena, y parecería que nadie se da cuenta realmente de la gravedad que implica seguir como estábamos hace meses. El escenario ha cambiado y es ya la hora de que los actores cambien el papel que llevan interpretando una eternidad.
Las siguientes circunstancias se van a producir como consecuencia de la crisis:
- Bajada del precio de las commodites
- Reducción del flujo de exportaciones
- Mayor dificultad de acceso al crédito
- Entrada en un ciclo económico lento y con viento poco favorable
Las siguientes políticas serían vitales para paliar las anteriores consecuencias:
- Necesidad de contar con fuertes reservas para capear el temporal
- Urgencia de política fiscal adecuada a promover producción y reactivar la economía
- Política general sólida y bien armada con miras en el largo plazo
- Que el criterio de caja deje de superponerse al criterio económico general
Las siguientes actitudes son indispensables para empezar a trabajar:
- Disponerse a aprovechar la oportunidad que plantea toda crisis para fortalecer lo propio de forma efectiva, duradera y real.
- Dejar de crear shocks de confianza a base de palabras y golpes de efecto
- Dejar de discutir asuntos importantes en la intimidad de un gobierno para empezar a generar iniciativas integradoras y sustentables que permitan construir de verdad.
- Exigir a cada parte responsabilidad e implicación solidaria en un modelo real de país, un modelo en el que todos atiendan con su obligación. Sin abusos de unos ni de otros
- Liderazgo consciente, responsable y comprometido con el bien propio y con el común
Ante el nuevo paro agrario que afrontará el país, hoy más que nunca responsabilidad, sentido común, políticas eficaces y liderazgo serios de una y otra parte se hacen imprescindibles. No dilatemos esto ni un minuto más