Zapatero y CFK, con estilo propio en NY…

Durante esta semana en la que los discursos sobre el fin de los modelos económicos y las noticias sobre el derrumbe cual dominó de los mercados mundiales han dado lugar a más de un ataque de pánico y ansiedad, dos personas han sido especialmente rotundas y prepotentes. Si me disculpan, yo diría que hasta “chulas”. Cristina Kirchner y José Luis Rodríguez ZapateroEl primero, disculpen si pongo a un caballero antes que a una dama (es por empezar por “casa”), mi querido amigo Rodriguez Zapatero. La segunda, - y aquí ya me meto con los de fuera –, mi querida amiga Cristina Fernández.

Tanto la una como el otro se han “pasado tres pueblos” como decimos los gallegos, al pregonar ante diversas audiencias yanquis, que somos los “más” mejores del mundo “mundial”. No, no lo he escrito mal, es de nuevo una expresión coloquial e irónica en mi país natal.

Me voy a reducir a criticar a Rodriguez Zapatero por eso de que la columna que escribo se refiere a España. Por eso, y por no calentar a los honrados lectores que andarán de “valija en valija” en un “sin vivir” monumental.

Hace unos meses, mi querido Rodríguez Zapatero ya dijo que España en cuestión bancaria y económica era jugador de la Champions League de la economía mundial. Pues bien, ha debido recapacitar y darse cuenta que se quedó corto. Presa de un orgullo patrio que me ha parecido de una temeridad incalificable, esta semana en Nueva York ha apostado más fuerte y ha dicho que España tiene el sistema financiero más sólido del Planeta. (Le tengo que preguntar si de las galaxias también o solo nos quedamos en el ámbito terrícola por esta vez).

En fin, que parece que ante la crisis, nuestra mejor carta de presentación es exportar chulería hispana, y mis querido presidente ha presentado ante la comunidad internacional un panorama patrio tan halagüeño que verán como esto nos va a costar un disgusto gordo en breve. Ya lo verán, ya.

A este respecto, y cuando escuché a la señora Cristina Fernández también en Nueva York, hablar del INDEC, la inflación, el plan “A” y “B”, y el superávit fiscal, me planteé la posibilidad de que fuera descendiente por rama genealógica directa de gallegos. Pude apreciar que domina el uso de temeridades verbales tan virtuosamente como mi querido presidente del gobierno español.

Volviendo al mi terreno patrio, me han resultado muy “curiosas” las palabras de mi presidente, porque vengo observando que precios, desempleo, déficit presupuestario y deuda pública empiezan a subir como la espuma, mientras que consumo, construcción de vivienda, gasto en obra pública, y “alegría de vivir” de la población general está descendiendo al subsuelo de la parte más profunda del planeta tierra. O sea, no me cuadran las cosas, no.

Además, y como soy persona observadora, he notado que el presidente dice una cosa fuera y sus ministros otra bien distinta dentro. El ministro de Economía español, por lo menos aquí, ya no dice solamente que hay crisis sino que la califica como la más importante de los últimos setenta años.

Ya sé que como buenos hispanos somos viscerales y contradictorios, pero estas incoherencias en lo referente a los “dineros” a mi me ponen muy nerviosa y por eso, cuando oigo a un miembro del gobierno decir blanco y a otro decir negro, siento una especie de deseo incontrolable de ser noruega en vez de gallega, qué quieren que les diga.

O sea, que mientras Zapatero exalta a España como la vanguardia financiera del mundo, su ministro anda avisándonos de la que se nos avecina y cortando de raíz dineros y presupuestos diversos a autonomías, ministerios y población general.

No sé si Zapatero se ha imbuido del espíritu “K”, o Cristina Fernández del espíritu “ZP”, pero ambos en lo que a mi respecta, me han parecido en sus respectivas declaraciones totalmente desatinados, poco prudentes y con un perfil de “novatos” engreídos que me parece poco propio para conducir países en medio de la que nos está cayendo encima.

Como el propio Rodriguez Zapatero dijo un día al finalizar una entrevista en televisión: “Buenas noches y mucha suerte”. Si… la vamos a necesitar, ya lo verá.