
La política en relación con incendios forestales, no comienza cuando el fuego arde y hay que correr a apagarlo. Empieza mucho antes de que este ni siquiera comience. Es más, una buena política diseñada para evitar fuegos será realmente exitosa cuando, dentro de lo posible, ni siquiera aparezcan.
Prevención, limpieza de zonas montañosas, cortafuegos, buenas estructuras burocráticas interrelacionadas entre las distintas zonas del país, ágiles en sus mandatos y gestión de soluciones, inversión en medios técnicos, inversión y formación en medios humanos, gestión efectiva de situaciones críticas y por ultimo, generación de leyes tanto preventivas, como penales, que castiguen con firmeza y rotundidad a imprudentes o malintencionados. Ya sabemos que muchos fuegos son provocados para lograr después, oscuros fines.
No conozco al detalle la estrategia política diseñada por este gobierno, o por anteriores, pero hasta lo que conozco, clama al cielo, la casi nula actividad efectuada. Se carece de suficientes aviones, de servicios de alerta rápidos e interconectados, faltan sistemas preventivos, patrullas de limpieza durante el invierno de zonas con matorrales o bosques, escasea el personal, y las leyes no contemplan sanciones ejemplarizantes para los incendiarios. En resumen: apuesta estratégica fracasada y olvidada dentro de la larga lista de tareas urgentes a realizar.
Respecto del problema que ayer también incendió los titulares de diarios y televisiones, - el transporte ferroviario- , diré, siendo mucho más firme, que mi impresión es que se encuentra en el más absoluto anacronismo y olvido. No se puede permitir, si digo bien: NO se puede permitir en el año 2008, que ciudadanos de un país como la Argentina, viajen ni un minuto más en esas condiciones.
No me parece que afecte al fondo del asunto analizar ahora si los incidentes de ayer, -en los que en la estación de Mitre resultaron incendiados varios vagones- , haya sido producto del hartazgo de sus pasajeros habituales, o fruto de la acción organizada de grupos desestabilizadores. No afecta a lo que se debe solucionar, que es ni más ni menos que invertir lo que sea necesario, en extender, mejorar, modernizar, hacer eficiente y rápido, incluso cómodo, un servicio fundamental para los ciudadanos.
En mi opinión personal, - que como subjetiva puede ser errada - , endeudar a la Nación con una obra semi- faraónica de difícil mantenimiento una vez abordada, y con escasos beneficios para la población ordinaria, los viajeros del cada día, como es el famoso TREN BALA, no debería jamás ser emprendida, antes de efectuar una verdadera APUESTA ESTRATÉGICA: La renovación, modernización y ampliación a nivel nacional, del ferrocarril.
Es cierto, el reto es grande. Soy consciente de las dificultades fuera de Buenos Aires, debido a las enormes extensiones de territorio que tiene el país. Pero hay muchas formas de emprender esta renovación con éxito y grandes beneficios inmediatos. Asumamos sin más demora, que esta SÍ que sería una APUESTA ESTRATÉGICA para el país. La apuesta de situar sus transportes, que son servicios para el ciudadano, para las empresas, para todos , al nivel mínimo exigible en el siglo XXI, en una nación como Argentina.
En definitiva, hay apuestas muy importantes que siguen pendientes dentro de la estrategia nacional. Por favor, revisemos esta estrategia, y la valoración de prioridades que se ha hecho hasta la fecha para apostar, y no perder más