
La esperanza de vida en el mundo desarrollado ha aumentado cerca de siete años en los últimos treinta. Los mayores de 65 años constituyen actualmente el 17,1% de los europeos, y serán el 30% en 2060. También serán más los octogenarios: del 4,4% actual, al 12,1%. Los demógrafos son los primeros sorprendidos por el hecho de la mortalidad en los mayores no se estanque, sino que esté bajando. Nadie, según ellos lo esperaba.
La cuestión sin embargo es otra: ¿Es posible posponer el envejecimiento humano? ¿Sería posible retrasar la muerte natural por muchas décadas? ¿Sería incluso posible evitarla?
La pregunta básica que los científicos tratan de responder para dar solución a estas cuestiones, es porqué el organismo empieza a funcionar de forma menos perfecta con la edad. Afirman que la respuesta está en la evolución.
No hay todavía conclusiones unánimes para definir claramente cuáles son los mecanismos que ocurren para que el organismo falle, pero hay ciertas teorías. Por ejemplo, se acepta de forma general que nuestro organismo va acumulando daños con el tiempo, de todos estos daños, los más importantes son los que afectan a las células madre.
No sabemos todavía si hay posibilidades reales de frenar o incluso revertir el envejecimiento. Sólo se sabe de momento, que cientos de mutaciones genéticas son ya capaces de prolongar la vida en gusanos, levaduras, moscas de la fruta y ratones. Los genes implicados, son siempre los relacionados con el metabolismo, el crecimiento, la nutrición y la reproducción. Muchos de los mecanismos ensayados funcionan igual que uno, que desde hace un siglo ya, se sabe que prolonga la vida en los ratones: la restricción calórica.
¿Se lograrían resultados igual de llamativos con los seres humanos? Nadie lo sabe aún.
El mensaje global, dentro de la comunidad científica no es pesimista.
La mayoría coincide en que para afectar a la longevidad humana, seguramente habrá que combinar diversidad de fármacos y sustancias, o incluso hacer artificialmente el trabajo de regeneración que unas ancianas células madre, no pueden hacer en nuestro organismo. Por supuesto, en este caso faltaría resolver la cuestión del cerebro: nuestras neuronas almacenan recuerdos, experiencias vitales, no se regeneran: ¿Tendremos cerebros jóvenes sin recuerdos?
Así pues, a la pregunta de si algún día el hombre podría ser inmortal, la respuesta es todavía un, no lo sabemos, pero los científicos se muestran muy optimistas en cuanto a la posibilidad de prolongar la vida y conseguir además, que esta sea mejor.
Todo un desafío