La economía, cuestión de sentimientos

Que en la economía se mezclan juntos con los números y las cifras, los sentimientos, no es ninguna novedad. En la detección de problemas, la evaluación de los mercados, el análisis de tendencias, con todas sus técnicas y mecanismos objetivos, se entremezclan siempre los “sentimientos”. El Banco de EspañaDesconfianza, temor, pánico, rabia, euforia, confianza, desconfianza… todas esas emociones y muchas más, son también actores importantes en esto de lo “económico”.

La semana que acaba, dijésemos, por ser suaves, que ha transcurrido “calentita” entre los gallegos y los argentinos. Supongo que la mayoría, sino todos, están al corriente de la polémica suscitada por un estudio que publicó el Banco de España sobre economías de varios países, uno de los cuales era la Argentina.

El Banco de España emite numerosos informes, tanto sobre la economía española, como sobre la de otros países que sus analistas consideran de interés. Igualmente y en todo el mundo, lo hacen el Banco Central Europeo, la Reserva Federal Americana, o el Banco Mundial. ¡Qué decir de bancos privados de inversión, analistas independientes y demás! Todos miran la bola de cristal, leen, interpretan y luego emiten sus juicios.

Los que seguimos las cuestiones económicas, estamos al día de los “vaivenes” de opinión al que todas estas instituciones y personas nos someten periódicamente.

JP Morgan y sus analistas dicen que tal valor, tal compañía tiene un futuro excelente y prometedor… y a los cuatro días en Wall Street, sus acciones bajan hasta el sótano sin ascensor. Que el Banco de España no menciona la palabra “crisis” ni aunque le apunten con un arma… y los pobres “gallegos” llevamos medio año tomando café por las mañanas y comentando con nuestro compañero de laburo Julián: “Joé, vaya crisis ¿eh?, feo, feo se está poniendo esto Julián”.

Retomando el hilo, a lo que iba. Los datos normalmente “cantan”, con esto quiero decir que los indicadores de las economías suelen dar las suficientes pistas como para, en líneas muy generales, saber cuando hay un riesgo claro, cuando el camino es llano y despejado, o cuando todo se ilumina con un sol cálido y esperanzador. Pero eso es sólo en líneas generales, porque más allá de los datos, están las personas que los analizan e interpretan, sus sentimientos, su intuición, y hasta su ideología e intereses personales.

Con esto, no pongo en duda la independencia y “buena intención” del Banco de España. Ni con este informe, que cita textualmente que refleja la visión de las personas que lo elaboraron, y no la del Banco como institución oficial, ni con otros que han sido elaborados de forma cien por cien oficial. No la pongo en duda, porque en la propia España y, muy a pesar del gobierno, el último estudio sobre nuestra economía ha sido demoledor.

Tampoco discrepo de opiniones, provenientes de analistas de otros bancos, de otras instituciones, de otros países, que advierten que muchos indicadores de la economía argentina están dando claras señales del agotamiento de un modelo, del cansancio de una forma de gestión económica. Yo – y esta es sólo mi opinión –, diría lo mismo.

Tensiones diplomáticas allende fronteras aparte, lo que me gustaría expresar es que los informes son opiniones, sentimientos, y puntos de vista, también de las personas que los realizan. Reconozco que el momento elegido para la publicación de este en concreto, ha sido el menos conveniente.

En cualquier caso, recomendaría siempre a los dirigentes políticos, tenerlos en cuenta y contrastarlos con otros informes, con otros expertos, para así meditar sobre las conclusiones obtenidas, y rebatirlos o comentarlos después, si así se desea.

Pero no debemos olvidar que al final lo más importante, sentimientos aparte, es actuar y poner remedio a lo que muchos dicen parece que va a ocurrir. Aplicar dosis de cabeza fría y máxima eficacia a la política económica y así, además de solucionar problemas, generar el “sentimiento” de confianza necesario para que los próximos informes, las próximas opiniones, sobre nuestra economía sean lo más positivos posibles.

Eso es, ahora mismo, lo que en mi modesta opinión, deberían  hacer tanto el gobierno español como el argentino con sus respectivas economías.

Yo lo “siento” así…

Isabel Rubio es madrileña, licenciada en Ciencias Políticas, y con experiencia profesional en áreas como marketing, Internet y las redes sociales. Tiene 43 años y está unida a la Argentina por tres años de residencia en Buenos Aires. Es colaboradora de Iruya.com desde agosto del 2008.