
A este respecto tuve serías dudas respecto de su análisis cuando recordé un acontecimiento producido hace escasos meses: las candidaturas testimoniales. Precisamente, si no recuerdo mal, fueron promovidas por el mismo partido al que pertenece la que ayer hablaba entusiasmada. Coincido en que las instituciones de la democracia incluyen a los partidos políticos pero creo que por encima de ellos, se sitúan por ejemplo el Congreso y el Senado, esas cámaras que sufragan todos aquellos que en las elecciones ejercen su derecho al voto.
¿Cómo puede ocurrir por ejemplo, que ese Parlamento desconozca que a la par que se debatía la ley de medios en el Senado, el gobierno repartió 11.500 millones de pesos en obras públicas destinados sólo a cinco provincias, tres de las cuales cambiaron su voto a favor de dicha ley en el último momento?
¿Cómo esas instituciones básicas para la democracia, cómo esos diputados y senadores, pueden quedar exentos de controlar y fiscalizar ese dinero que es de la sociedad, no del gobierno - mediante el recurso gubernamental de anexar una planilla (denominada Nº 2 del artículo 11), sin que ellos conozcan el contenido y destino de la misma?. Me resulta realmente curiosa esa forma de más democracia que se exige a oposición y ciudadanía por parte de este gobierno.
Continuando con el discurso de la Presidente Fernández, estoy de acuerdo con el ejemplo que puso ayer cuando se refirió a su último viaje a la India. Doña Cristina dijo que los argentinos debemos aprender mucho todavía sobre la democracia; lo dijo aludiendo a que en su visita a aquel país, los jefes de la oposición mantuvieron una reunión protocolar con ella y en ningún momento emitieron crítica alguna sobre el gobierno o la Presidente de la India.
Reitero, estoy de acuerdo en que la política exterior es básica para un país y que en el exterior que no dentro - conviene arropar y acompañar a los gobiernos en sus grandes líneas o políticas de Estado. Sin embargo recomendaría a la señora Fernández viajar de nuevo a la India para preguntarle a esos mismos jefes de la oposición si internamente ellos no critican y ponen en tela de juicio al gobierno o sus decisiones, o si cuando lo hacen, la Presidente de la India les califica como toda esa gente que nos agravia porque no se les cae ni una idea.
Creo, sin temor a equivocarme, que el gran reto permanente, no sólo de este siglo , es ser muy consciente que el poder, cuando se ostenta por la concesión de su ejercicio que los ciudadanos adjudican a alguien con su voto, exige justamente a la Presidencia y el Gobierno de un país la responsabilidad de predicar no sólo con palabras, sino con el más estricto ejemplo.
Ese comportamiento ejemplar es responsabilidad, primero y antes que nada, de uno mismo; sólo después de su cumplimiento, se puede en los discursos exigir a los demás que hagan lo mismo.