Terminó una interna, empiezan otras

En la columna anterior había considerado que ni el triunfo de la oposición (o sea del amplio espectro anti kirchnerista) nos sumiría en el caos, ni el triunfo del oficialismo garantizaría la continuidad del “modelo” (que nadie sabe a ciencia cierta cuál es ni cuán eficaz nos resulta). De todas maneras, ganara uno u otro y como sucede con todas las elecciones de término medio, los realineamientos y reacomodamientos derivados de los pases de factura son inevitables y hasta lógicos. Tampoco puede calibrarse ya cuán profundos serán los cambios que se avecinan, menos aún luego de la reacción autista del matrimonio presidencial, cuya suerte se ató a la razonabilidad con que muevan sus piezas en los dos eternos años que faltan concluir su mandato. Gustavo BarbaránA partir del 10 de diciembre próximo, instalados los nuevos diputados y senadores nacionales, el Congreso tendrá que encarar de una vez por todas tópicos impostergables para garantizar la gobernabilidad, siempre y cuando se acuerde una fórmula de equilibrio entre las necesidades de la Nación y las Provincias. Entre esos temas compútese el presupuesto 2010, que lleva implícito dos subtemas de alto voltaje como son la prórroga de la emergencia económica y de los superpoderes delegados mansamente al PEN. Además, con el ingreso de legisladores que provienen de la actividad agropecuaria, sin duda habrán de re-plantearse incentivos y retenciones a la producción primaria prácticamente desmantelada; lo cual implica a su vez un replanteo impositivo que abarca desde la disminución del IVA al viejo proyecto de Lavagna para favorecer a las pymes (cajoneado por el propio NK al día siguiente de haberlo sacado del Ministerio de Economía).

¿Y por casa cómo andamos? Terminado el escrutinio definitivo, no me engaño, el justicialismo en sus distintas variantes ha obtenido el 83,16 % de los votos. ¿Cómo llego a esta cifra? Pues sumando los 28,66 del PJ, el 22,80 del Frente Federal, el 16, 45 de Salta Somos Todos, el 4,80 del Frente para la Victoria, el 3,10 de Libres del Sur y el 0,97 del Frente Grande. ¿Alguien duda que todas esas expresiones -aparentemente irreconciliables- son variaciones sobre un mismo tema? Dicho esto sin perjuicio del mayor o menor urtubeísmo, romerismo, wayarismo, olmedismo, kirchnerismo y etcéteras que se avecinan, de los protagonistas y adherentes. Para muestra un botón: la reunión casi inmediata entre Olmedo, Romero y Wayar para “coordinar acciones” anti K.

Posiblemente alguien haya sumado los porcentajes señalados en el párrafo anterior y advirtió que con ellos no se llega al total allí indicado. Es que también sumo el 6,38 % del Partido Renovador, al que le caben las generales de la ley porque integra el gobierno provincial y ha sido decisivo para el triunfo de Urtubey por fuera del PJ, allá por el lejano 2007. Ambos partidos, es obvio, son responsables de la gobernabilidad provincial hasta el año del recambio.

Terminó la interna nacional y ahora empieza la abierta y simultánea provincial, previa a las del 27 de septiembre, en la que está involucrado directa o indirectamente ese 83,16 %. Lo único que podría salvar de una sangría feroz ad intra es que se suspenda a causa de los virus torpemente encerrados hasta el 29/06 en la caja de Pandora, mejor dicho de Graciela (por la Ocaña).

Realmente patético lo que se ha visto, leído y oído en esta semana que pasó: solicitadas, declaraciones, entrevistas, notas firmadas, rumores, pasos de danza y contradanza que han puesto a la política salteña en el ridículo. Lo peor es que no se hubo el menor atisbo de autocrítica seria y de responsabilidad cívica, de un poco de verdad en medio de tanta hipocresía. Las denuncias cruzadas por el uso y abuso del aparato estatal y de la gente, por los recursos gastados en esta campaña sin propuestas, en la que ¡otra vez! cada candidato representaba “el” cambio, llegó hasta el propio recinto de la Legislatura salteña. En tal escenario, allí donde debe debatirse el destino provincial en función del bien común, dirigentes y candidatos justicialistas hicieron catarsis. Usaron el ámbito de la representación popular para cruzarse facturas, sin el menor tino de distinguir el partidismo de la res publica. Esa confusión es el peso del 83,16 % que está asfixiando el sistema representativo y republicano provincial.

Como tenía que suceder, el 29 de junio se blanqueó lo que se sabía: la gripe A cayó implacable sobre los hogares argentinos, mientras los intereses creados alinean fuerzas para definir quienes gobernarán en 2011 a la Argentina y a Salta. Mientras tanto la política criolla sigue infectada por el peor de los virus, curiosamente descubierto por un literato: el de la huida para adelante. Habrá que trabajar duramente para que la gente advierta las trampas que la sujetan en la pobreza y la desesperanza.