
No giró su juvenil cabellera de un lado al otro de los habituales micrófonos, hoy tan sólo tuvo uno. Recorrió un discurso asistido por guarismo escritos en un papel y no la asistió -no si el correspondiente reproche público- su jefe de gabinete, al que consultó en un tramo por el valor del Real y éste no lo conocía.
Hubo inexplicablemente sólo nueve preguntas para cientos de periodistas y decenas de medios de comunicación. Con respuestas que no pudieron, no quisieron, y no pensaban explicar la derrota, la actualidad, el futuro, las emergencias y miles de temas que no tuvieron explicaciones en los últimos meses (muchos) en los que el gobierno batalló contra el periodismo enemigos y los demás.
Hoy en sus palabras no había fluidez, ni léxicos enriquecidos, ni argumentaciones de memoria. Si había estrategia, cautela, enemistades políticas y mediáticas.
La prensa de todo el mundo, luego del acto electoral hablo de derrota legislativa de kirchnerismo y me pregunto: ¿Todos serían generales multimediáticos y destituyentes?
Desde el primer día de esta nueva realidad, comenzó por quitarle peso, valor y significado a la palabra consensos. Al comparar esta nueva situación de minoría parlamentaria con ocasiones anteriores, donde el kirchnerismo consiguió aprobaciones en el Congreso a sus proyectos legislativos, no teniendo mayoría, cuando en realidad es de público conocimiento, las presiones, cooptaciones y repudiables acuerdos que le costó al gobierno (y a la Nación) esos votos.
Mostró un contenido resentimiento e incredulidad con respecto al rechazo social, minimizándolo con la apreciación de algo habremos hecho mal. Puso y se puso al tope en el orden nacional de porcentaje de votos, por milímetros. Cuando en realidad por centímetros el Frente Para la Victoria quedó segundo.
No vaciló en defender al Indec cuando un periodista preguntó si se iban a corregir los errores del índice, aclarándole que el afirmaba errores y por lo tanto ella tenía que negarlos, sí tiene o no errores, a ella al menos en el discurso, no le importó. Y por supuesto no desaprovechó la oportunidad para dar una pequeña clase de técnica periodística, acerca de que hay que preguntar y no afirmar.
Sobre los motivos de la derrota, comparó al Gobierno Nacional que en la última elección obtuvo un 46% del electorado, con el de la Ciudad de Buenos Aires, al que calificó de gobierno de Derecha, que había obtenido en la misma elección el 60% y apenas si en esta ambos superaron el 30%, pero omitió, que el oficialismo de la Capital, tuvo ese porcentaje en luego de un balotaje.
Asumió frente al periodismo que se perdió por 2 puntos, sin poder evitar su tendencia de caracter centralista, ya que esa diferencia se produjo en la Provincia de Buenos Aires. Si en primer lugar hubiera pensado en todo el país, tendría que haber reconocido que de cada 10 votos, casi 7 le fueron adversos.
Las nueve preguntas permitidas y con la repregunta prohibida, bien no se sabe por que reglamento. Crearon una realidad virtual como la de siempre.
Una elección que según sus expresiones antes, era definitoria, plebiscitaria, de vida o muerte y de patria o colonia; hoy es una derrota por muy poco, en una simple elección legislativa, en la que a todos los oficialismos les fue mal según las palabras de la Presidente.
Fue inútil que los periodistas preguntaran por los salarios, la pobreza, la indigencia y la crisis económica, a todos esos complejos problemas contestó diciendo el salario siempre es bajo aunque no lo sea ustedes me entienden.
Dio una conferencia de prensa a su estilo, sin contemplar que aquellos que estaban enfrente suyo, sólo eran meros interlocutores de una ciudadanía que ya no espera nada, pero que pretendía cierta conexión con los problemas reales.
La gripe, que hasta hace poco sólo era un pretexto para quedarse en casa y recibir atenciones, hoy mata. Y el gobierno actúa poco, no actúa o actúa mal. Con respecto a esto sólo se limito a decir que estaba en manos de expertos, no aclaró sí a partir de hoy o desde antes; pero si hizo referencia a que la contadora que estaba a cargo de la salud en el país, Graciela Ocaña había renunciado.
Las últimas dos preguntas fueron de corresponsales extranjeros, con los que fue tan evasiva, despectiva y descalificadora, como con los del medio local. Obviamente se referían a la deuda y la economía, incluso a una de las periodistas le replicó ah, sos de Bloomberg por eso la pregunta... como si hubiera hablado una enviada del imperio.
Néstor Kirchner votó en una escuela de Vicente López, en zona norte de Buenos Aires, y aunque se votó a si mismo, en esa región no le fue muy bien, pese a que al intendente García si lo votaron y ganó.
Como también a otros del Gran Buenos Aires, donde el corte de boleta demostró el rechazo al gobierno central. En realidad Cristina tampoco lo votó, ya que los hizo en Santa Cruz, donde después de 22 años por primera vez perdieron.
Sobre eso también le preguntaron y como era de esperar responsabilizó al gobierno local, lo atribuyó a la ausencia de ambos este último tiempo de la provincia, pero aclaró en El Calafate ganamos por el 60% del electorado En mi Lugar en el Mundo .
Lo cual se podría traducir literalmente, ya que en el complejo turístico familiar que tienen con asociados y en sus hoteles, trabajan o están relacionados comercialmente, buena parte de los habitantes de ese pequeño lugar, que ya tiene dueña.