
Un impresionante movimiento de personas, que paralizó la ciudad. Pero que fue posible gracias a la cooptación, las presiones, los viáticos y a las amenazas. Sin embargo las ausencias, fueron más visibles que las presencias. Estaban en el escenario: los camioneros, los portuarios, taxistas, artistas, sindicato de TV, algún sector de la UOCRA y sindicatos menores.
No estaban y eso era esperable y evidente: la CGT Celeste y Blanca de Barrionuevo, los metalúrgicos, los tranviarios y ferroviarios, los gastrónomicos, ningún sindicato o agrupación rural, la CTA, los docentes con sus 19 sindicatos, los petroleros y una interminable lista de agrupaciones y gremios que no quisieron darle a Moyano el poder de convocatoria a un acto por el Día del Trabajo.
Pero aún mencionando a muchos de los que no estaba -de haber estado- no hubieran sumado a la mitad de los trabajadores de nuestro país. Que hoy y según cifras oficiales suman el 48% de la fuerza de trabajo y son los no registrados, los trabajadores en Negro.
Entonces, ¿Qué día del trabajo? Y de ¿Qué trabajadores? festejó hoy Moyano.
Subió a un escenario a dar un discurso, para justificar lo injustificable. A explicar por que la CGT no defiende los puestos laborales, por que no encuentra el equilibrio entre cercanía al gobierno y acciones de lucha.
Nadie en este país quiere más paros laborales, cortes de calles o rutas y no contar con servicios por protestas. Pero la inacción de Moyano por el compromiso (o complicidad) político y partidario, que asumió con el gobierno, es lamentable para un sindicalistas.
En su discurso destacó lo que a su criterio es el Modelo, que defiende el gobierno.
Y enumeró: la estatización de AFJP, la de Aerolíneas Argentinas, la de Aguas Argentinas (AySA), el estatuto de pesca, y otras legislaciones aprobadas por el parlamento. Y justamente lo que no advirtió, que esos actos que calificó de logros del gobierno, no los votaron sólo legisladores del FTV si no de los bloques que según sus palabras: quieren volver a los 90.
Pero a la vez olvidó: qué se está haciendo con el dinero de los jubilados hoy, que además sólo se estatizó el dinero de los ahorristas privados de la AFJP, no así los más de 9.000 millones us$, que las administradoras de fondos se llevaron (incluso fuera del país) incluyendo a los bancos oficiales Provincia BA y Nación. Olvidó mencionar también que Aerolíneas fue vaciada a la vista del gobierno (o por la presión sindical que ejerció el gobierno), que fue pagada lo que ya no valía hacía mucho tiempo, que fue y es financiada con dineros destinados originariamente a la asistencia social y a viviendas. Que hoy con la nueva coyuntura de de alerta 5 de la OMS, va a entrar en su período económico más crítico por caída en los viajes aéreos y que de Marsams ganar la demanda internacional, habrá que pagar 2.600 millones us$ más.
Muchas fueron las cosas que olvidó Moyano, pero que arbitrariamente también hizo con un total desprecio por el trabajo, el estudio y la vida de los demás ciudadanos. Sólo en pos de un mediocre, gastado y rentado acto político.
Las empresas de consumo masivo no pudieron entregar sus mercaderías, los niños y jóvenes no pudieron ir a estudiar luego de un año con más de 20 días de paro. La castigada gente que vive y trabaja en la capital, tuvo un día más de infierno.
Por eso el título de nuestra columna es literal y connotativo a la realidad que una y otra vez se repite en este gobierno. Reduccionismo, en el sentido de reducir todo a un verticalismo que ya no se puede entender. Y por otra parte histórico, por lo viejo, gastado, sin misterios y que sólo la gente o muy poco informada o muy ignorante puede creer.