
Para destacar: reconoció, recordó, valoró y sobre todo les pidió perdón a los veteranos de guerra por el injusto olvido del gobierno y de buena parte de la sociedad.
En cuanto a lo real y estratégico del conflicto, su discurso no sirvió y sólo reivindicó a los excombatientes y nada más.
La sociedad argentina siempre reclamó memoria, pero en cuanto a las Islas Malvinas, nunca tuvimos ni buena memoria y ni siquiera una sensata interpretación de la realidad.
¿Cuántos recuerdan o, peor aún, cuántos conocen, del ofrecimiento inglés allá por mediados de 1970 de una una soberanía compartida? ¿Cuántos a su vez saben de la total aceptación por parte de Juan D. Perón presidente en ese momento del país, de tal ofrecimiento?
Cuántos recuerdan que por aquellos años la Argentina tuvo, a través de la empresa estatal LADE un vuelo bi-semanal a las islas. Qué el Gobierno de Perón envió a docentes para enseñar el idioma castellano y que instaló un depósito de YPF para aprovisionar de combustibles desde el continente.
Perón decía: Sí nos dejan entrar no nos sacan mas Pero el carismático líder durante su tercer gobierno murió y quienes lo sucedieron, no tuvieron la pericia, la idoneidad y la calidad política para continuar progresando en la negociación.
Luego volverían las posturas mesiánicas y absolutas, empezando con la actitud de López Rega que retornó al todo o nada en cuanto a reconocimiento de soberanía. Y para terminar, la dictadura militar, que luego de haber conducido a la Nación por su época más sangrienta y oscura. También la llevó a la peor crisis económica, hasta ese momento. Entonces utilizó como tabla de salvación de su gobierno y de su inexistente popularidad: la invasión a las Islas.
En un comienzo la invasión y la guerra fueron festejadas, por buena parte de la sociedad, pero luego ante la derrota fue: ignorada, rechazada y hasta negada, por ser una decisión de la dictadura. Pero olvidando, que junto con ese rechazo, se estaba negando también a los que heroicamente dieron su vida por lo que creían y que les ordenaron hacer.
Es difícil de aceptar la realidad, cuando el nacionalismo ciego, el falso patriotismo, y hasta el mesianismo, nos hacen sentir y hervir la sangre con palabras como: posición inclaudicable, reclamo permanente y quizá la más arraigada: las Malvinas son y serán argentinas. Frases como estás con una importante carga ideológica y demagógica, cada vez nos alejaron más de las Islas.
No es sensato y honorable preguntarse entonces: ¿por que la presidente no le pidió disculpas también a los veteranos y al gobierno Británico, por una guerra demente e injusta perpetrada por la peor dictadura militar de la historia argentina? Y no sólo ella, si no también los anteriores mandatarios, ¿Por qué nadie lo hizo?
El que no salta es un Inglés es un clásico de nuestra arengas deportivas, pero como los límites entre la política y el deporte son muy difusos, también aveces las trasladamos a la vida institucional.
Sin embargo hay otras ocasiones, en las que la anglofobia no se hace presente, por ejemplo: -cuando los grupos de rock inglés vienen a actuar a la Argentina.
El año pasado uno de los más emblemáticos: Queen; que como es costumbre en su tema: We Are The Champions se pusieron la camiseta 10 de la Selección Argentina. Ahora, ¿Sería imaginable y aceptable, que un artista nuestro como por ejemplo: León Gieco, Charly García o Mercedes Sosa, por nombrar algunos, en una presentación en Inglaterra se pusieran la casaca inglesa? ¿Y cómo serían recibidos a su regreso a la Argentina?
Hace unos meses pasaba por el Hospital Naval de BA en el Parque Centenario y veía, que con gran dedicación, dos marinos limpiaban unas placas conmemorativas de los Héroes del Crucero Gral. Belgrano, hundido en la guerra de Malvinas. No se trataba del mantenimiento habitual, en realidad estaban borrando con mucha paciencia, unos graffiti que alguien había hecho sobre el monumento, con frases ofensivas a las FFAA.
Luego y recorriendo una página del sitio oficial del Gobierno de las Islas (abajo proporciono el enlace), observaba fotos del Cementerio de Los Veteranos argentinos en Malvinas. El cuidado y la prolijidad de ese sitio, de descanso de nuestros héroes, es asombroso. Lo que me obligó a cuestionarme y a cuestionar: ¿se imaginan sí en nuestro territorio hubiera un cementerio de veteranos ingleses?, cuando aquí se dañan y no se respetan los monumentos a nuestros propios soldados, ¿se lo imaginan?
Indudablemente son muchas las cuestiones sobre las que tenemos que tomar conciencia y recapacitar, acerca de que tipo de sociedad y de personas somos.
El dolor por las muertes de nuestros soldados va a ser eterno, pero el resentimiento no debería ser hacía los ingleses, sino hacia la cruel dictadura que declaró esa guerra. Y también a nuestra falta total de solidaridad, de verdadero nacionalismo y de autentico patriotismo de reconocer, contener y ayudar a nuestros héroes. Luego de la guerra.
Hoy pasan los años y pasan los gobiernos en Argentina y aunque siguen siendo democráticos y elegidos por los ciudadanos, en cuanto a Malvinas, no han evolucionado y no han aprendido del pasado.
Las frases y los reclamos, más pensados para la demagogia y el electorado doméstico, que para una negociación internacional seria, son siempre los mismos y no nos condujeron a nada.
La respuesta de Gran Bretaña por su parte también, pero con lo de principio de auto-determinación de los pueblos, en alusión, a una supuesta independencia y autonomía de los isleños. Hasta ahora cumplió con el fin de conservar su soberanía sobre el archipiélago. Y que incluso estén incluidas las Islas, en la Carta Magna de la Comunidad Europea, como territorios comunitarios.
Pero remitiéndonos a las legislaciones, el Código de Leyes Inglesas, considera a los Isleños como ciudadanos ingleses, tan ingleses y comunitarios, como los de Londres o Liverpool. Y ahí está unos de los puntos débiles del argumento de autodeterminación. Y por donde nuestra diplomacia podría accionar a través de la resolución de la ONU; acerca de la no existencia de enclaves coloniales.
Aunque esto también podría derivar en la Independencia de los isleños y el fin de cualquier reclamo posterior por soberanía de parte de nuestro país.
Las guerras y los reclamos diplomáticos, en particular en la historia reciente, no son por soberanías sino por economías. Treinta y cinco años atrás cuando le hicieron el ofrecimiento de soberanía compartida a Perón, las Islas no eran tenidas en consideración por el aspecto económico como en la actualidad.
Pero lo que más sigue perjudicando, cualquier intento de acercamiento a Malvinas, es el reclamo vacío de fines y contenidos y la ausencia de un plan o proyecto para las Islas y una propuesta para los isleños.
Hay empresas argentinas entre ellas por ejemplo Isembeck de Argentina, que se puede mencionar por que es de público conocimiento. Que le vende su cerveza a los Isleños, con el único detalle: que en la etiqueta no dice de Argentina.
Hoy con las comunicaciones globalizadas, en el mundo y también en Malvinas, saben de nuestro accionar cotidiano. Y debe resultar muy paradójico para cualquier extranjero: el reclamo permanente por la soberanía de dos pequeñas y lejana islas (lejanas de Buenos Aires). Mientras dentro del territorio, tenemos cientos de pueblos, habitantes y lugares abandonados.
Reclamamos acerca de la explotación económica de Inglaterra en las Islas y sus adyacencias y sin embargo en el territorio argentino la extranjerización de la tierra es preocupante. Al igual que la explotación de recursos naturales y en muchos casos ni siquiera cobrando impuestos acorde a esas actividades. Como la minería, que arrasa con recursos no renovables y contamina o la pesca indiscriminada y no regulada, por parte de empresas extranjeras, que es más lo que desperdicia, que lo que captura.
Seguramente muchos dirán, no es lo mismo propiedad que soberanía y tienen razón, pero de que sirve la soberanía si la explotación es extranjera. Sin duda el camino para que alguna vez podamos tener argentinos viviendo en las Malvinas, es el de negociaciones, serias, sensatas, económicas y bilaterales.
Y no de reclamos encendidos, de un lirismo patriótico vacío y de una arenga que sólo se produce en las fechas de homenaje o en épocas electorales.
El dolor por los soldados caídos, por los olvidados y vueltos a caer y por las Malvinas, lo tendremos por siempre. Pero si queremos poder sentirlas nuestra tierra, sentimiento que sólo se tiene viviendo en un lugar, es mejor una modesta y seria negociación que un buen juicio.