EE.UU.: Ahora el desafío es acercarse al mundo

Las elecciones en Estados Unidos y la amplia victoria del candidato demócrata Barack Obama han generado una sensación de vuelta de página e inicio de una nueva era en todo el mundo. Muchos analistas políticos, académicos y dirigentes con quienes me tocó dialogar en mi estadía en Washington - EE.UU. coinciden en que el triunfo de Obama constituye un hito importante en la política de ese país, un paso adelante en la ruptura de las últimas barreras raciales en aquel país y un cambio en la visión del mundo del siglo XXI y su proyección. José A. Vilariño, diputado nacionalLa capacidad de Obama de constituir en base a la esperanza del cambio una nueva alianza social en los EE.UU., significó que la mayoría de las mujeres blancas de clase media, los afro-americanos, los latinos y la irrupción especial de los jóvenes en la política le dieran el triunfo, con una participación histórica de 120 millones de personas en un electorado voluntario de alrededor de 150 millones, marcando un nivel de participación nunca visto en EE.UU.

Obama, un desconocido dirigente del partido demócrata que no consiguió un ticket para entrar en la convención demócrata de 2000, ocho años después se constituye en el presidente de EE.UU., marcando la dinámica política impuesta para alcanzar el Salón Oval.  Ahora tan sólo basta esperar para comprobar la orientación en la gestión del nuevo Gobierno, de manera de concretar los cambios que se prevén en algunos casos positivos y sustanciales. También, los mismos especialistas de la Universidad de Georgetown coinciden en que la victoria del hasta ahora senador por Illinois puede conllevar una mejor etapa en las relaciones entre los gobiernos de América Latina y de Estados Unidos, siempre y cuando la orientación de la política exterior norteamericana se modifique.

Con este resultado electoral entiendo puede llegar a su fin una larga etapa política norteamericana iniciada por Ronald Reagan, que situó a Estados Unidos en todo el hemisferio como el gendarme del mundo, y también puede concluir cuestiones como la guerra preventiva y el desprecio al derecho internacional. La política de Bush pasará a la historia de lo que nunca más debería suceder.

Claramente, de la posición de Obama se desprende un rechazo a la intervención militar en Irak y Afganistán. En su programa figura el plan para retirar dignamente el ejército de Irak en un plazo determinado. También ha expresado su disposición a la flexibilidad para entablar conversaciones con otros países hoy conflictivos para EE.UU.; es decir que todo esto supone un cambio en su posición, y pronto habrá cuestiones que nos permitirán valorar estos cambios. Por ejemplo, el final de la prisión de Guantánamo y las cárceles ilegales de la CIA.

Pero debemos tener en cuenta que Obama está dentro de una línea de intereses generales de EE UU, y que no se va a separar radicalmente de ella. Por otro lado es importante destacar, como elemento insoslayable, que lo que ocurre en Estados Unidos supone un cambio importante, como sucedió con la llegada de John Kennedy al poder, el primer presidente católico; ahora EE.UU. tiene un presidente que ya no es blanco, y sólo falta que aparezca en el escenario una mujer. Es normal que estos cambios vayan sucediendo y también denotan positividad.

Volviendo a la temática de las relaciones exteriores, podemos asegurar con una certeza elevada que las relaciones de EE.UU. con Argentina van mantenerse  buenas y profundizarse, por dos razones fundamentales. La primera, porque desaparece la política de Bush de la escena. Y la segunda, porque tanto Cristina Fernández de Kirchner como Obama parecen interesados en que las relaciones sean buenas. La misiva enviada por la Presidenta al conocerse el resultado de las elecciones así lo demuestra. Además, las relaciones de EE.UU. con el mundo son un aspecto que parece que podría modificarse, sobre todo en el modo de llevar adelante la política exterior de EEUU. Los asesores de Obama han expresado su intención de ponerse de acuerdo con sus amigos europeos y abrir el dialogo sincero con América Latina y el resto del mundo.

Obama transmite confianza: sabe escuchar y es reflexivo, sabe compartir las opiniones, no es arbitrario, y eso ya es una esperanza que tendrá la responsabilidad en sus gestión de dar respuesta a la gran expectativa generada en EE.UU. Estando en Washington confirmé que Obama alimenta el mito del sueño americano, de que en Estados Unidos "todo es posible". Si quedaba una barrera en la democracia del país, está saldada y los hombres de color pueden considerarse plenamente integrados en una sociedad americana que tuvo que luchar mucho de la mano de hombres como Martin Luther King, Malcom X  y últimamente el reverendo Jackson a quien pude ver llorando por la alegría de ver plasmada en resultados la lucha de tantos años.

Por otro lado, es importante destacar que Obama goza de una gran aceptación internacional y esto le da un voto de confianza. Pero aún tiene un toque enigmático, debido a su escasa experiencia en la gestión, por ello es que no sabemos como va a ser su gobierno. El cambio aparenta ser muy grande, tanto de gestos, indicios, como de política. Obama es el hombre de la suavidad, de la sonrisa, pero está por verse qué ocurrirá con las demandas internas y las políticas en el escenario mundial.

Al mundo se le presenta una oportunidad histórica de diálogo y respeto por el derecho internacional. En América Latina se abre también una perspectiva interesante, sustentada en el nuevo camino del diálogo y resolución de nuestros problemas como son la inmigración, la crisis financiera global, el narcotráfico, el terrorismo, la corrupción y otros temas comunes, de manera de garantizar el mejoramiento de la calidad de vida de nuestros ciudadanos argentinos y latinoamericanos. Así se podrá marcar una clara diferencia de progreso en este siglo XXI a partir de la elección que le dio el triunfo a Barack Obama.

*El Ing. José Vilariño es Diputado de la Nación y estuvo en Estados Unidos participando como observador parlamentario, integrando el grupo de amistad legislativa de EE.UU. y Argentina,  de las elecciones presidenciales y participó además de un curso en la Universidad de Georgetown – Washington D.C.