Los etarras y el mundo de la felicidad

Elena Beloki está condenada a 13 años de prisión por ser dirigente del aparato internacional de la banda terrorista ETA. Beloki de 47 años, fue condenada a dicha pena (aunque esta se ha recurrido a un más alto tribunal), el pasado mes de Noviembre y su marido el también dirigente etarra Juan Mari Olano, ingresó en prisión hace días para cumplir unos seis años que le restan de otra condena. La etarra Elena BelokiHasta aquí dos casos más, de personas ligadas al movimiento terrorista de ETA y sus sanguinarios y extorsivos métodos.

Pues bien, ambos intentan ser “papás”. Papá y mamá quiero decir. Para ello, la señora Beloki se está sometiendo a un tratamiento de fertilidad. No, no va a seguir su tratamiento, - al cual tiene derecho, faltaría más -, en prisión, sino en libertad provisional. Según la Audiencia Nacional, la etarra tiene derecho a llevar adelante su tratamiento bajo “condiciones psicológicas adecuadas” y parece que la cárcel, no lo es.

No soy de las que piensan que se puedan vulnerar derechos humanos, todo lo contrario, pero creo que esta decisión y las razones sobre la que se ha sustentado, pueden obviamente resultar especialmente hirientes para todas aquellas personas que han perdido a un ser querido de la mano asesina, de estos terroristas. No me quisiera poner en la piel, muy especialmente, de aquellas mujeres que embarazadas han visto morir a sus maridos, o en la de tantas madres que ya no tienen a sus hijos entre ellas por un vil atentado. Es decir, creo que esta decisión,  puede vulnerar los “derechos humanos” de las víctimas del terrorismo etarra.

La decisión de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para que Elena Beloki continúe en libertad con el fin de que culmine el tratamiento de fertilidad al que se está sometiendo, se ajusta a derecho tanto como lo hubiera hecho una decisión contraria a su excarcelación. Tanto la fiscalía, como la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT)  ha señalado en sus alegaciones que existía “riesgo de fuga y de reiteración delictiva” con la excarcelación de Beloki. Ambas han argumentado también, que el tratamiento de fertilidad podía seguirse con total normalidad en prisión o mediante traslados cuando fuera necesario, a centros médicos especializados. Al fin y al cabo Elena Beloki está en prisión como consecuencia de actos realizados por su propia voluntad.

He de aclarar que esta decisión judicial no es habitual y es la primera vez que se produce en una condenada por delitos de terrorismo. Lo que quisiera resaltar es que - en lo que a mi respecta – (y estoy segura que a más españoles les pasará igual), la noticia me ha producido un “golpe doloroso” en lo concierne a mis sentimientos y creencias.

Tengo un “yo” que me dice: Eres defensora de la democracia y los derechos humanos, de los de todos, - ciudadanos y condenados por delitos varios - , no eres racista, no eres violenta…, pero me cuesta mucho comprender que alguien que desprecia su vida y la de los demás, quiera dar vida a otro ser.

Tengo otro “yo” que me dice: Si “esta” quiere ser madre, que vaya a ejercer su “derecho” a otro lugar que no sea en mi país. Porque en mi país se respeta la vida y la libertad, así que aquí no hay sitio ni para ella ni para un hijo que pueda ser como ella.

Supongo que al final, triunfará mi “yo” que perdona, el que deja atrás las afrentas para conseguir que la sociedad española sea plural y democrática. Incluso para conseguir – si es que se puede – la reinserción de los terroristas.

A pesar de todo esto, sigo de momento atónita y horrorizada  y sólo pienso y vuelvo a pensar, en tantas víctimas que ya no podrán jamás ser madres de nuevos hijos o en tantas otras que ya no pueden disfrutar de los que tenían.

Que alguien me explique esto, por favor