
Si a esta caída de los fondos coparticipados se suman la baja recaudación tributaria local, la centralización de los impuestos a las exportaciones (retenciones), la falta de reclamos por parte de la Provincia de una mejor distribución de los fondos que la Presidente de la República asigna discrecionalmente y los daños que sobre las regalías provocan las medidas nacionales, es fácil deducir que el sector público salteño tiene y tendrá severas dificultades para hacer frente a sus compromisos.