
Turismo es una de las pocas áreas cuyos actuales gestores reconocen "que las cosas se hicieron bien" durante el gobierno anterior, pero es también un área en la que los desplazados vienen intentando ensombrecer el trabajo de los actuales responsables.

La prudencia, especialmente la de los operadores económicos, anima a no lanzar las campanas al vuelo ni caer en los peores pesimismos, porque el turismo es una actividad que se mueve y se deja de mover en base a impulsos que muy poco tienen que ver con las decisiones políticas.
Las reiteradas apelaciones de los responsables políticos de que "el turismo es una política de Estado en Salta" (afirmación que muchos lanzan sin saber siquiera qué significa la expresión "política de Estado"), supone una convocatoria a todos los sectores a trabajar ordenadamente en la construcción de una sociedad mejor, que acierte a articular las particularidades de sus bellezas naturales con la calidad de sus manifestaciones culturales, pero también que sepa ofrecer al mundo las bondades de una sociedad más cohesionada, que sepa integrar a la oferta turística a aquellos sectores que hoy se encuentran marginados de sus beneficios.