El profesor Gamboa y el pago de los 'días de lucha'

Cuenta la leyenda que los trabajadores de la imaginaria empresa H&H Bagels estuvieron 12 años de huelga. Tras el fin de la huelga, sólo un trabajador se reincorporó a su antiguo puesto de trabajo. Los demás, ya habían encontrado otro. ¿Alguien se imagina que el trabajador reincorporado pudiera cobrar, de golpe, los salarios por 12 años que no trabajó? Víctor Gamboa, dirigente docente autoconvocadoPues ésta es, ni más ni menos, la postura del profesor Gamboa, que sostiene que los días de huelga "no son de inasistencia sino son días de lucha".

Lo mismo que si fuesen de "vino y rosas", no hay fuerza humana en el mundo que obligue a un gobierno a pagar las huelgas de su bolsillo. Las huelgas se pagan del bolsillo de los trabajadores y esto hace que las huelgas sean respetables y dignas.

Es que con cargo a los presupuestos del Estado y con "pago cautivo" podemos ir a la huelga todos, no sólo los docentes. Mientras alguien (que no seamos nosotros) pague nuestros "días de lucha" (que para algunos son auténticas "yutas de lucha") todo es fácil. Así las huelgas podrían durar también 12 años como en H&H Bagels.


Discriminación más presunta que real


Los docentes "afectados" por el descuento de los días de huelga que practicó el gobierno de Salta han denunciado a éste ante el INADI, esa especie de supremo tribunal del derecho a la igualdad que existe para solaz de algunos y para tortura de muchos.

El argumento es simple. Si antes el gobierno pagó los días de huelga, a docentes, a policías, a médicos y a enfermeros, el que haya decidido no pagar a los docentes su última huelga constituye un tratamiento discriminatorio.

Y, en efecto, lo es. El gobierno debe apechugar ahora por haber caído en la fácil tentación de pagar antes las huelgas. Con dinero público casi todo es fácil de hacer. Pero hay un pequeño detalle: como el trato diferencial (o discriminatorio, como se prefiera) tiene una base objetiva y razonable (los principios generales del Derecho del Trabajo que sólo obligan al empleador a pagar salario por trabajo efectivamente realizado, y los efectos universales del derecho de huelga en lo relativo a la suspensión del contrato de trabajo), el INADI debe archivar inmediatamente aquella denuncia.

De no hacerlo, o de no admitir el carácter objetivo y razonable del cambio de postura del gobierno, el INADI entrará a patinar sobre hielo fino. Y si alguien llegara a poner las normas del INADI por sobre las de la Constitución de Salta, estaría convirtiendo a aquel organismo -ya esperpéntico de por sí- en un monstruo institucional capaz de subrogarse en las decisiones soberanas de los gobiernos.

Bien por Urtubey


Seguramente lejos del perfil de experto en cuestiones sociales y laborales, el gobernador de Salta se ha mostrado firme en su decisión de no retroceder el descuento practicado en el recibo de los huelguistas. A pesar de las ciertas derivas ideológicas del ministro van Cauwlaert, el gobierno se ha cuidado bien de practicar los descuentos en atención sólo a la falta de prestación del trabajo y no a la pertenencia a tal o cual organización sindical, como en algún momento propuso el secretario de Trabajo señor Costello.

Urtubey ha dicho “el derecho a huelga en Argentina no trae aparejado el derecho a cobrar sin trabajar”. Debió haber agregado "en Argentina y en cualquier otro país civilizado del mundo".