
Ovejero exhibe entre sus credenciales más de diez años de experiencia al servicio del Estado provincial, conoce los entresijos administrativos del área que le ha tocado gestionar y ha sabido ganarse el respeto y la consideración tanto de sus superiores como de sus subordinados. Su designación habla a las claras del final del periodo de transición durante el cual el gobernador Urtubey se vio en la necesidad de echar mano de aliados circunstanciales y de extrapartidarios. Tras el archivo definitivo de sus promesas electorales de cambio, el gobernador no ha vacilado en dar a su gestión un sesgo más personalista y avanzar hacia el control directo de todos los resortes del aparato administrativo del Estado.
La simbiosis entre turismo y cultura, que no es nueva por lo menos en Salta, ha puesto las necesidades del sector económico del turismo por sobre las de la cultura y sus actores. Sólo la gestión del patrimonio edilicio que controla la Secretaría de Cultura resulta de un indudable interés para las políticas públicas orientadas hacia el fortalecimiento de la actividad turística en Salta. Sin embargo, el auténtico desafío del joven nuevo funcionario será alcanzar la autonomía funcional de su área, impedir que la cultura y sus manifestaciones se conviertan en productos coyunturales al servicio de un sólo sector de la economía provincial y lograr que los ciudadanos puedan acceder en igualdad de condiciones a los servicios que con tanto ahínco se pretende que sean sólo un reclamo turístico para eventuales visitantes.