
El hierro tiene una energía tan viva, dice Pilar Velasco, que late aún después de décadas de abandono, dispuesta a asumir una y otra vez nuevas formas para seguir en pie. La escultora, que ha llevado su arte a galerías de todo el país, encuentra en la obstinada naturaleza del hierro la arcilla ideal para plantear su mundo, un escenario en el que aún los caracteres más duros aceptan su derrota y mansamente- se dejan adaptar a una función más noble que el mero acto de resistir.
Mi técnica se llama ensamblaje y consiste en descubrir el lado escondido de la forma, lo que permite por ejemplo- que los restos de un tractor se conviertan en pájaros, sin abandonar por eso su forma inicial. Los objetos se re-significan, es decir, cobran un nuevo significado, dejando el mundo utilitario para pasar a integrar el mundo de lo metafórico. Durante la exposición La vida en hierro, el público podrá contemplar caballos con sus jinetes, un escribidor de cuentos y otras creaciones realmente notables, como para aprender a mirar el mundo de todos los días con nuevos ojos.