
Aunque llevan casi 25 años de trayectoria en el oficio, los ceramistas invitados dieron su testimonio de cómo conocieron la cerámica. Rafael Bonorino recordó: Hace 25 años viajando, estaba en Perú y me enteré que daban unos talleres artísticos y comencé con telar. No era muy habilidoso, asique vi unas personas haciendo cerámica en el torno y me invitaron a probar, me subí al torno y de ahí nunca más me bajé. El cordobés colo Cassina estuvo conectado con el mundo de la cerámica desde los 14 años y en el año1975 llegó a Salta desde La Plata, año en que se dedicó de lleno a esta actividad. Mientras que el salteño Ángel Ovejero oriundo de Rosario de la Frontera recordó llegué a Salta a los 22 años con el objetivo de estudiar música pero fracasé. Un día Hugo Nadalino me invitó a trabajar en su taller de cerámica y luego de conocer la arcilla sentí que quería hacer eso por el resto de mi vida.
Aunque en estos tiempos existe un resurgimiento de la actividad y también de sus creadores, se recordó con añoranza los años setenta en donde las muestras de trabajos de cerámica abundaban y los locales comerciales como El Antigal, El Erquencho, Amaycha, Supay, Yuchay que vendían sus creaciones eran numerosos.
También se hizo mención a la línea invisible pero presente que distingue a artesanos y ceramistas, cerámica urbana y tradicional, o del interior, etc. que con el correr de los tiempos se modificó en torno a los cambios para el enriquecimiento de la actividad. Sobre ello Ángel Ovejero se refirió diciendo, la frontera es inexistente porque es encasillar el trabajo en categorías fijas, eso sirve para el estudio, para el análisis, pero sabemos que las categorías siempre son incompletas e inexactas. Así mismo el curador de la muestra, José Luis Saporiti expresó: la idea de esta muestra es romper con ese anquilosamiento lineal porque los tiempos cambian, la tradición es algo vivo y la actividad continúa amoldándose a eso cambios. Ante todo esa clasificación podrían devenir de la relación arte/artista, que surgió hace muchos años en occidente.
Aunque el oficio de ser ceramista es la viva expresión de que el oficio no debe perderse en la formación de los ciudadanos, los disertantes de esta charla coincidieron en que aún queda mucho trabajo por hacer, entre ello conseguir el marco legal de contención para artesanos, creación de centros educativos en los que se enseñe este tipo de oficios y mayor cantidad de espacios para mostrar sus trabajos.