
Agregó que una planificación cultural estratégica debe atender a las necesidades más profundas y al posicionamiento de la cultura frente a los problemas contemporáneos: el medio ambiente, la depredación de los símbolos, etc. La cultura no es jugar en el bosque afirma, sino anticipar los problemas.
A la pregunta de cómo la cultura podría anticipar los problemas, Colombres concluye:
La cultura es una conciencia de un ser en el mundo, una conciencia histórica, con visión del pasado, del presente y con capacidad para proyectar. El campo como lugar simbólico, que es arrasado por un capitalismo agrario que está destruyendo al campesino, se convierte en un espacio vacío. Una de las funciones de la cultura es tatuar un espacio de significado; la soja, por ejemplo, no tiene ninguna especie de símbolo, destruye los referentes del paisaje. Todo paisaje de alguna manera es cultural, todo lo que hay tiene una referencia témporo-espacial.
Adolfo Colombres es ensayista, escritor y antropólogo argentino. Residió en Ecuador y en México, países donde se dedicó al estudio y la difusión de las culturas indígenas y dirigió proyectos estatales relacionados con el tema. Fundó y dirige Ediciones Del Sol. Dirigió el Programa de Rescate de la Literatura Popular e Indígena y la obra Literatura Popular Bonaerense, que se editó en cinco volúmenes.
Su producción incluye en ficción, entre otros títulos, Viejo camino del maíz, Karaí, el héroe - Mitopopeya de un zafio que fue en busca de la Tierra sin Mal, Tierra incógnita (Del Sol) y Sacrificios; y en ensayos e investigaciones: La colonización cultural de la América indígena, Sobre la cultura y el arte popular, La hora del "bárbaro", bases para una antropología social de apoyo, Celebración del lenguaje, hacia una teoría intercultural de la literatura, Seres sobrenaturales de la cultura popular argentina, Teoría transcultural del arte. Hacia un pensamiento visual independiente (todos en Del Sol), Manual del promotor cultural (tres tomos, Colihué), América como civilización emergente. Compiló y prologó gran cantidad de volúmenes dedicados a la cultura popular y la antropología. Es autor de los libros para niños El zorro que cayó en la luna, El zorro que se metió a cura y Un carancho muy devoto (los tres títulos Colihué). En 1994 recibió el Premio Konex de Letras, por su actividad literaria en los últimos diez años, entre otros premios.