Orgullo por nuestro atraso infraestructural

  • Ayer, una funcionaria del gobierno provincial publicaba en su cuenta de Twitter esta misma fotografía que hoy publica el diario El Tribuno y que muestra cómo las máquinas electorales son cargadas a lomos de una burra, por las 'autoridades de mesa'.
  • Postales sin tiempo

La imagen es, sin dudas, bellísima, empezando por la estupenda burra que los iruyeños escogieron para hacer tan sacrificado trabajo.


A muchos, seguramente, les puede conmover esta imagen. Son los mismos que se emocionan viendo a niños de corta edad caminando enormes distancias para acudir diariamente a sus escuelas.

Pero el atraso socioeconómico y las penurias humanas que provoca, no son precisamente motivos para sentirse orgullosos, satisfechos o enternecidos, sino una especie de bofetada lanzada a la cara de la sociedad más insensible.

¡Cómo es posible que en pleno siglo XXI en algunos lugares de Salta los ciudadanos deban depender, para ejercer su derecho al sufragio, de los servicios de una mula!

De esta misma forma (con mulas de por medio) se votó en algunos lugares de Salta en las elecciones que se celebraron el 3 de marzo de 1918. Un siglo y tres años después, muy poco hemos avanzado, si es que se puede considerar un «avance» que los ciudadanos tengan que utilizar esas horribles máquinas para componer su voto.

Pero esas máquinas son carísimas. Las alquilamos por un precio que seguramente no valen. Aún así, tienen que viajar atadas a un animal con sogas, sin que nadie se haga responsable por su transporte seguro.

Las únicas víctimas de este atraso son la burra y los sufridos electores, que durante el proceso tienen que andar cortando clavos para que la mula no se desplome en plena montaña y para que lleguen a salvo los dispositivos (incluidos los humanos) que en otros lugares del país -y de la misma provincia- llegan a través de carreteras más o menos seguras.

¿Por qué el gobierno no construye los caminos, los puentes y los viaductos necesarios para que ningún individuo con apariencia humana viva completamente aislado en las montañas? ¿Por qué el acceso de estas personas a servicios elementales y básicos como la salud y la educación tiene que ser azaroso y complicado como en la Edad Media?

Evidentemente, todo esto sucede hoy día porque a alguien le gusta ver publicadas en los medios estas impresentables postales del atraso, que más que de la devoción cívica de los ciudadanos nos hablan de todo lo mucho que nos falta por hacer para tener una política homogénea e igualitaria en materia de infraestructuras y cohesión territorial.

Si seguimos por este camino de insensibilidad y exaltación de los aspectos románticos y bucólicos de la votación, es muy probable que en las elecciones legislativas de 2125 -que ninguno de nosotros veremos, pero en las que seguramente habrá candidatos con apellidos muy conocidos- las máquinas electorales sigan siendo transportadas por burros, pequeños, peludos y suaves, como el mítico Platero.

Y, si todo evoluciona como prevemos, tal y como está empezando a suceder ahora, los burros serán los principales candidatos.