¿Quiénes conformarían el 'gabinete de crisis' en caso de que Salta fuese bombardeada?

Los procesos de decisión pública en Salta son desproporcionados y carecen de cualquier medida. Es uno de los vicios más llamativos de la política lugareña.

Un problema tan insignificante como el que se ha planteado en relación con las calles peatonales de Salta (repárese en que no estamos hablando de una epidemia mortífera ni de una catástrofe natural) ha vuelto locos a los poderes públicos.

Cuando los que gobiernan se vuelven locos -es decir, cuando se muestran incapaces de solucionar los problemas- la «solución» consiste en movilizar enloquecidamente a todo el mundo y en convocar a las instituciones más absurdas, para que sean estas, en definitiva, las que adopten las decisiones que solo al gobierno le compete adoptar.

Si para decidir qué hacer con las peatonales de Salta se ha convocado a una audiencia pública a la que asistirán, la Secretaría de Obras Públicas del Ministerio de Economía, Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia; la Dirección de Edificios Públicos y Casco Histórico, la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de la Ciudad de Salta, la Federación Argentina de Arquitectos, el Colegio de Arquitectos de Salta, la COPAUPS, el COPAIPA, la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Salta, la Universidad Nacional de Salta, el Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta, el Poder Legislativo de la Provincia de Salta, el Ministerio Público de la Provincia de Salta, el Complejo Museo Histórico del Norte, la Policía de la Provincia de Salta, la Cámara de Comercio e Industria de Salta, los comerciantes vinculados al área de intervención, el Defensor del Pueblo de la ciudad de Salta, la Secretaría de Cultura del gobierno provincial, la Asociación Amigos del Cabildo, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Museos Históricos y el MAAM, uno no se puede imaginar siquiera a quién llamaría el gobierno si mañana Salta debiera defenderse de un ataque aéreo.

¿Qué recursos nos quedan entonces para enfrentar las contingencias más graves?

En esa lista -que en realidad revela la profunda mentalidad corporativa de nuestros gobernantes- faltan el señor Arzobispo, el jefe de la Guarnición Ejército Salta, el Comandante de la VII Agrupación de Gendarmería Nacional, el presidente de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, el presidente del Círculo Médico, el jefe de la Policía Aeronáutica, el presidente de la Liga Salteña de Fútbol, el de la Alianza Francesa, el director de la Escuela Normal, el propietario del Bar Los Tribunales, el sindicato UOCRA, el representante legal de La Veloz del Norte, la gerente de la maternidad Luisa Bernal de Villar, el curador del Museo Pajarito Velarde, el síndico del Ingenio San Martín del Tabacal, los capitanes de los primeros equipos de Central Norte, Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro; la comisión directiva del Club 20 de Febrero, el sanguchero Tío Silisque, la decana de la Cofradía de la Virgen de las Lágrimas, el cacique de la comparsa 'Los Tonkas', el albacea de la testamentaría del arquitecto Mariano Sepúlveda, el lugarteniente del Negro Siares y el secretario general de la Asociación de Peluqueros y Peinadores de Salta.

Si la idea es que la solución para las peatonales salga de un ejercicio de «democracia participativa», lo lógico es que se hubiera notificado también a estas instituciones. Porque, como bien apuntó el abogado salteño Martín Lecuona de Prat, la idea del «interés general» que tienen los gobernantes consiste en descomponer a la sociedad hasta en sus fragmentos más mínimos e intentar mantener a todos contentos.


Cuando las papas queman; es decir, cuando hay que hacer frente a los problemas urgentes con valentía y con decisión, la sociedad espera que sean los gobernantes quienes se pongan al frente del asunto y no que coloquen como escudos a las universidades, a las iglesias y a las asociaciones de amigos, para quitarse el problema de encima y trasladar la responsabilidad de su inoperancia a toda la sociedad.