
Hablar de que existen «violaciones clásicas», como si fuesen dramas de Shakespeare o novelas de Agatha Christie, es más o menos como decir que los curas, cuando rompen el celibato, tienen hijas «o cosas por el estilo».
Es decir, que lo que ha hundido la figura y la carrera política del senador nacional Rodolfo Urtubey no ha sido su misoginia ni su precario lenguaje jurídico sino la forma bernackiana de exponer sus ideas.
Tratar a la hija de un cura como si fuese una ameba o un ente es muy malo, sobre todo cuando quien lleva a cabo este maltrato es otro cura, de mayor rango que el pecador.
De todos modos, decir que el fruto del desliz de un sacerdote con una mujer madura ha sido «algo así» como una hija, es todo un alarde de modernidad, puesto que el Vicario General de la Arquidiócesis de Salta tuvo que recurrir a esta expresión tan poco elegante porque ya la ley 17.711 había suprimido la categoría jurídica de hijos sacrílegos (los que proceden de padre clérigo de órdenes mayores, o de personas, padre o madre, ligadas por voto solemne de castidad, en orden religiosa aprobada por la Iglesia Católica).
Si la idea es respetar la vida y respetar a las mujeres (dos objetivos que han estado en pugna en estos días en la Argentina) no hay peor cosa que llamar «algo así» a un ser humano viviente y más todavía cuando se trata de una mujer. Menos, cuando quien llama a una persona «things like that» es la Iglesia, que está obligada a la misericordia, que está comprometida la dignidad de la persona y dice respetar los derechos fundamentales de los individuos, más allá de sus circunstancias.
Se podría decir que este tipo de alusión, tan deshumanizada, es un poco violenta; pero como se trata de un caso de maltrato intrafamiliar (la Iglesia es una gran familia), es posible que este insulto eclesiástico, este desprecio tan manifiesto por la subjetividad, sea considerado una forma «clásica» por quienes, como el senador Urtubey, piensan todavía que pisotear la dignidad de las personas forma parte de la normalidad de la vida de los seres humanos y que, tratándose de mujeres que son denigradas en el ámbito de su propia familia, esa conducta debe tenerse por modelo digno de imitación en cualquier arte o ciencia (tal la definición académica de «clásica»).