Jirafales empaña sin querer los actos en memoria de Güemes

Fue sin querer queriendo. Y nunca mejor dicho. El profesor más querido por tres generaciones enteras de argentinos ha muerto el mismo día que Güemes. ¡Quién lo hubiera pensado!

El fallecimiento del ilustre actor y, por extensión, de su popular personaje, no entraba ni de lejos en los cálculos actuariales de los patriotas que diagramaron al milímetro el día grande de Güemes y crearon, por ley de la nación, uno de los feriados puente más largos del mundo.

Hoy, cuando los gauchos desfilen compungidos frente a la mayestática autoridad, no se sabrá bien si lloran a Güemes (por quien vienen llorando desde hace casi dos siglos) o si derramarán lágrimas por el recién fallecido Jirafales. Al fin y al cabo qué gaucho de estos tiempos no merendó mate con bollos frente al televisor escuchando repetidamente aquello de «¿No quiere pasar a tomar una tacita de café? ¿No será mucha molestia?»

Las huestes legisferantes del diputado Kosiner, que no se han tomado vacaciones, ya están redactando un proyecto de reforma a la ley del feriado nacional de Güemes, para incluir entre la liturgia gauchesca una oración a la memoria del Profesor. La misma empezaría diciendo: ¡Ta, ta, ta, ta, taaaaaa!

Muchos de los que asistirán hoy al desfile por el héroe gaucho, portarán en sus manos un ramito de violetas. Otros lo harán con un puro habano en la boca y un sombrero de fieltro en la diestra.

La pregunta que retumba esta mañana en los fortines es: «¿Por qué cuernos Jirafales no elegió otro día para morirse?»