¿La Municipalidad de Salta crea las condiciones para los abusos sexuales en el Xamena?

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Una persona permanece detenida en una comisaría acusada de agredir sexualmente a una menor de 9 años de edad en la piscina municipal del balneario Carlos Xamena, ubicado en la zona Sur de la ciudad de Salta.

El hombre detenido, así como su familia, claman hoy por su inocencia, aunque el padre de la niña, sus familiares y amigos insisten en que el hombre se acercó a la menor con la intención de tocarla.

Llama la atención -teniendo en cuenta la corta edad de la presunta víctima- que los medios de comunicación digan que una persona mayor intentó «sobrepasarse» con la niña. En casos como este, los mayores no pueden sobrepasarse ni subpasarse. Simplemente deben abstenerse de tener cualquier contacto con menores. El límite es cero.

Pasará algún tiempo hasta que se conozca la verdad en torno a este confuso suceso, pero hasta que eso ocurra conviene preguntarse si la Municipalidad de Salta hizo bien en meter a 20.000 personas (según sus propias afirmaciones) en unas instalaciones en las que, siendo muy generosos, no caben ni 4.000, y en condiciones de gran incomodidad.

Suponiendo que una de cada diez de las personas presentes en el lugar se hubiera metido a la piscina, el solo hecho de pensar en 2.000 personas sumergidas en el agua al mismo tiempo hace dudar mucho acerca de la seriedad de quienes gestionan este establecimiento.

Y no hablamos solamente de los riesgos sanitarios (por ejemplo, el contagio de enfermedades) y de seguridad, sino también el peligro casi inevitable de roces entre las personas hacinadas en un espacio tan reducido.

El contacto entre el detenido y la menor denunciante pudo haber ocurrido o no. Si ocurrió efectivamente, solo caben dos posibilidades: que el contacto haya sido casual o, al contrario, intencionado. En ambos casos, la responsabilidad subsidiaria de la Municipalidad es clara, porque los responsables del balneario (o «natatorio», como se les ha dado por llamarles ahora) debieron adoptar las medidas de prevención y control necesarias para evitar crear una situación o un espacio propicios para este tipo de roces.

Sin embargo, la Municipalidad mira para otro lado y, antes que lamentar los hechos, exhibe orgullosa las cifras de asistencia, como si meter 20.000 personas en un lugar donde no cabe ni un quinto de ellas fuese una hazaña y no una enorme irresponsabilidad.