
Menos mal que no es en Salta donde se buscan los restos del poeta fusilado, porque con semejante confusión de tiempo y de circunstancias históricas es probable que el pozo donde yacen sus huesos no sea hallado nunca.
Basta con fijarse en las fechas: García Lorca fue asesinado el 18 de agosto de 1936; es decir, solo un mes después del estallido de la Guerra Civil española.
La dictadura de Franco se inicia, como es sabido, después del final de la contienda, el 1 de abril de 1939 (2 años, 7 meses y 14 días despúes del fusilamiento de García Lorca), cuando el bando triunfante consigue hacerse con todos los resortes del poder y controlar la totalidad del territorio.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, dos fechas más: la del 1 de octubre de 1936, en que Franco, desde la zona sublevada, es proclamado 'Jefe del Gobierno del Estado', y la del 31 de enero de 1938, en que se constituye el Primer Gobierno de España presidido por Francisco Franco.
Aun si se tomara cualquiera de estas dos fechas como el inicio formal de la dictadura franquista, las dos son posteriores al fusilamiento de García Lorca.
Los dos (García Lorca y Franco) han dejado escritos muy recordados como, por ejemplo, los siguientes:
«He cerrado mi balcón / Porque no quiero oír el llanto / Pero por detrás de los grises muros / No se oye otra cosa que el llanto / Hay muy pocos ángeles que canten / Hay muy pocos perros que ladren / Mis violines caben en la palma de mi mano...»
«En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1º de abril de 1939, año de la victoria. El Generalísimo. Fdo. Francisco Franco Bahamonde».
La diferente belleza poética de uno y otro párrafo es suficiente para evitar confusiones de fechas y circunstancias históricas.