La vergonzosa carta de Cristina Kirchner a Obama

Durante las últimas semanas se ha vuelto a agitar la polémica en torno a la existencia y legitimidad del título universitario de abogada de la Presidente de la Nación.

Después de leer la carta que el pasado jueves la señora Kirchner dirigió al presidente de los Estados Unidos, la polémica sobre su título universitario se ha vuelto del todo inútil.

En efecto, a la vista de la inusual cantidad de errores conceptuales, sintácticos y de estilo que aquella carta contiene, ante su pésima escritura, lo que interesa ahora averiguar es si la señora Kirchner cursó con provecho las asignaturas de Castellano de tercero y Literatura de cuarto y quinto, durante su paso por el colegio secundario.

Es un alivio -solo parcial- que el presidente Obama haya recibido la misma carta en inglés, porque de haberla leído en castellano, tal y como fue escrita, esta es la hora en que la Argentina estaría seguramente inmersa en un ridículo profundo.

Es, para empezar, imperdonable que un jefe de Estado se dirija a otro empleando un tono y un lenguaje más propios de una carta documento doméstica que de las comunicaciones diplomáticas internacionales; más aún, teniendo en cuenta que la carta en cuestión no es privada (por decisión de la propia remitente) y que será leída, probablemente, en todo el mundo.

Nadie puede aspirar, desde luego, a que la Presidente de la Nación argentina escriba como Borges o como Cortázar. Pero lo que no cabe esperar en ningún caso es que su escritura formal contenga errores mecanográficos de principiante, como los dobles y triples espacios entre palabras, la falta de acentos ortográficos o la colocación de comas precedidas por espacios. Sin embargo, la carta de la señora Kirchner contiene abundantes faltas de este tipo.

Un primer párrafo para el olvido

La primera frase de la carta no puede ser más infeliz y malsonante. Dice así: «Me dirijo a Ud. a fin de llevar a su atención un hecho que si usted lo confirmase sería grave en las relaciones entre nuestros países».

Una persona puede llevar algo «a conocimiento» de otro, pero difícilmente llevar «a su atención». Lo que la redactora de la carta quiso expresar seguramente, aunque no lo hizo, es que el propósito de la misiva era el de «llamar la atención» del destinatario.

En tal caso, la primera frase debió escribirse más o menos así: «Me dirijo a usted a fin de llamar su atención sobre un hecho que, de confirmarse, podría poner en grave riesgo las buenas relaciones entre nuestros países».

No es la confirmación subjetiva de Obama la que interesa, sino la confirmación objetiva del hecho en sí mismo.

Luego, cuando la escritora de la carta dice a qué hecho en concreto se refiere, vuelve a equivocarse: «Me refiero a saber si quien usted nombró como presidenta del Public Interest Declassification Board (PIDB), organismo bajo responsabilidad directa del Gobierno de los Estados Unidos de América, la señora Nancy Soderberg es, a su vez, la copresidenta de la American Task Force Argentina (AFTA), entidad creada específicamente para atacar y difamar a la República Argentina y su Presidenta».

El «hecho grave» no es «saber si quien», sino el nombramiento de Soderberg. Es decir, lo que preocupa al Estado argentino no es la incertidumbre de su Presidente, su duda o su ignorancia, sino lo que realmente sucede en el gobierno de los Estados Unidos.

Hay aquí un imperdonable error que influye en todo el resto del texto: la escritora de la carta duda en todo momento sobre si la señora Soderberg del PIDB es la misma señora Soderberg del AFTA, pero sus juicios -tremendos, por otra parte- no son condicionales; es decir, no están sujetos a la posibilidad, remota o menos remota, de que se trate de la misma persona.

La señora Kichner se hubiera ahorrado por lo menos dos folios si, antes de enviar la carta, se tomaba el trabajo de averiguar en Google si se trataba de la misma persona. De haberlo hecho, no hubiera tenido necesidad de preguntárselo a Obama, con el riesgo de que éste reaccione diciendo: «Pero ¿qué dice esta mujer?»

Aunque la duda persistiese y fuese razonable, la segunda frase del primer párrafo hubiera quedado más elegante si dijera: «Me refiero al nombramiento de la señora Nancy Soderberg como presidenta del Public Interest Declassification Board (PIDB), organismo bajo responsabilidad directa del Gobierno de los Estados Unidos de América. El hecho es grave para mi gobierno por cuanto podría tratarse de la misma Nancy Soderberg que preside la American Task Force Argentina (AFTA), grupo que fue creado con el único fin de atacar y difamar a la República Argentina y a su Presidenta».

De todas formas, el papelón es monumental, ya que cualquiera puede ver y darse cuenta en http://www.nancysoderberg.org/about/biography/ y http://www.atfa.org/about-us/, solo comparando las fotografías, que se trata de la misma persona.

Es muy preocupante, ademásm que la señora Kirchner y sus asesores se hayan dado cuenta de esta coincidencia más de dos años después de producido el nombramiento de Soderberg. Ni Galtieri, en su día, ni su canciller, Costa Méndez, actuaron con tanta torpeza y lentitud.

Un segundo párrafo inútil

Por las razones apuntadas más arriba, el segundo párrafo es completamente inútil. Pero aun siéndolo, contiene errores, como la absurda pregunta final: «¿Podría tratarse de un caso de homónimos?» La pregunta, más correctamente formulada, sería «¿Podría tratarse de un caso de homonimia?» o «¿Podría tratarse de personas homónimas?»

Un tercer párrafo exasperante

La primera parte dice así: «Quisiera informarle que la señora Nancy Soderberg, copresidenta de AFTA, ha llevado a cabo una campaña difamatoria e injuriosa de proporciones inauditas contra el pueblo, las autoridades de mi país y mi persona en particular, con el propósito de perjudicar a la República Argentina en beneficio de un puñado de fondos buitre que pretenden obtener ganancias exorbitantes interrumpiendo el derecho soberano a la reestructuración de la deuda externa de mi país».

Hubiera sido preferible escribir lo siguiente: «La señora Nancy Soderberg, copresidenta de AFTA, ha participado activamente en una campaña difamatoria e injuriosa de singulares proporciones contra el pueblo argentino y sus autoridades, incluida la que suscribe. Dicha campaña ha sido orquestada con el ánimo de perjudicar a la República Argentina en beneficio de un puñado de fondos buitre que, como usted conoce, pretende obtener ganancias exorbitantes mediante la obstaculización del derecho soberano de mi país a la reestructuración de su deuda».

Los derechos niegan, prescriben, caducan, se entorpecen o se obstaculizan, pero no se «interrumpen».

La segunda parte del párrafo está redactada como sigue: «Estas acciones incluyen el infame embargo de la Fragata Libertad, nave insignia de nuestra Armada, que motivó la decisión unánime del Tribunal del Derecho del Mar de las Naciones Unidas ordenando la anulación del embargo por ser violatorio del Derecho Internacional».

A la única «acción» a la que se refiere la frase precedente es a la campaña del AFTA, ya que en relación con los fondos buitres -embargantes de la fragata- no se menciona ninguna acción sino un propósito (el de obtener ganancias exorbitantes) y una consecuencia (la interrupción del derecho soberano). Por tanto, encabezar la frase con «estas acciones», resulta absurdo e incoherente.

La segunda parte debió ser redactada de la siguiente forma: «Para alcanzar estos propósitos, los fondos buitre no han dudado en embargar la Fragata Libertad, el buque escuela de nuestra Armada. Dicho embargo, como usted conoce, fue anulado por decisión unánime del Tribunal del Derecho del Mar de las Naciones Unidas, que lo consideró violatorio del Derecho Internacional».

La tercera parte, redactada con una evidente falta de concordancia, de sujeto y tiempo verbal, con las dos precedentes, dice: «También intentaron embargar un satélite que es parte de un programa conjunto con la NASA. Sería muy paradójico que la señora Soderberg de la Casa Blanca sea la misma que desde AFTA festejaba y promovía acciones que afectaban, también, a intereses de Estados Unidos».

Más lógico sería haber escrito: «Los mismos fondos han intentado embargar dos satélites argentinos que fueron desarrollados conjuntamente con la NASA. Resultaría paradójico que la señora Soderberg que presta servicios en la Casa Blanca fuese la misma persona que desde AFTA promovió y alentó acciones que afectan, también, a intereses de los Estados Unidos».

Continuará...