
Pero mientras los gauchos se hacen hilacha para apagarlos y evitar que las llamas consuman, no los cerros, como han escrito algunos medios, sino su tupida aunque reseca vegetación, los que escriben sobre estos incendios en los medios de Salta parecen haberse dado antes una vuelta por la Divina Comedia del Dante.
La moda es ahora descomponer el incendio mayor en tantos 'focos ígneos' como fuegos aparezcan en el campo o en el cerro, conectados o no con el fuego principal.
El exceso poético no sirve para ilustrar mucho a los lectores sobre la magnitud del incendio. Si acaso, solo sirve para elevar la autoestima de los bomberos y brigadistas que luchan contra el fuego, pues no es lo mismo volver a casa y decirle a la mujer y a los hijos «estuve toda la tarde apagando un fuego», que decir «estuve combatiendo ferozmente contra un foco ígneo».
«Ígneo» (palabra difícil, donde las haya) es, según el Diccionario, aquello que es «de fuego» o que tiene alguna de sus cualidades. Cuando hablamos de fuego no hablamos de otro elemento que tenga sus cualidades, obviamente, es fuego, sin más.
Y lo de «foco», según el mismo Diccionario, no es cualquier cosa sino «el punto donde se reúnen los rayos luminosos o caloríficos reflejados por un espejo cóncavo o refractados por una lente».
De modo que, en teoría, si no hay espejo cóncavo o lente que produzca la refracción, no hay «foco», aunque haya fuego.
Pero si lo hubiera, el código de buenas prácticas de un bombero obliga a combatir todo el fuego, no solo el «foco ígneo», es decir, ese punto de calor donde convergen los rayos caloríficos producidos por el fuego.
Y si adoptamos la otra definición de foco que contiene el Diccionario, la que no es estrictamente física, y que habla de un «lugar real o imaginario en que está como reconcentrado algo con toda su fuerza y eficacia, y desde el cual se propaga o ejerce influencia», la solución es prácticamente la misma: no solo hay que manguerear el «foco ígneo» sino todos sus alrededores.
Es decir, que lo que hay que combatir es el fuego y no solo los «focos ígneos».