
Por esas cosas lindas que tiene la comunicación política en Salta, a la jefa del área de prensa de la Cámara de Senadores de la Provincia se le chispoteó un parte (distribuido a través del email oficial del Senado) en el que, en vez de informar sobre actividades parlamentarias o institucionales oficiales, se da puntual noticia de una reunión privada de dirigentes peronistas realizada en la casa del cuasivitalicio senador por Rivadavia, señor Mashur Lapad.
Es del caso hacer notar que los sufridos contribuyentes salteños no pagan sus impuestos para que estos sean destinados a atender la factura de comunicación del Partido Justicialista. Tampoco parece muy razonable que los funcionarios de la Legislatura -incluida la encargada de prensa del Senado- destinen parte de su tiempo remunerado por el Estado a servir a las parcialidades políticas.
Pero como entre nosotros todo da casi igual, a través del canal habitual de información parlamentaria se ha colado la noticia de esta reunión de alto voltaje político en la casa de Mashur, que según el propio parte oficial no se celebró para tratar acuerdos pendientes a magistrados o proyectos en revisión enviados por los diputados, sino «para acordar los pasos a seguir en vista a las próximas elecciones nacionales». Y más concretamente, para «analizar las candidaturas a diputados nacionales».
Quiere esto decir que lo que antes se denominaban «roscas» y se celebraban con clandestina nocturnidad en lugares poco recomendables para gente bien criada, ahora se organizan a la luz del día, en fastuosos quinchos y con presencia de periodistas y fotógrafos a sueldo del erario.
Mashur, un empedernido coleccionista de arte y amante de las vigas (por lo que se puede apreciar en la fotografía adjunta), recibió a los dirigentes peronistas en un espectacular salón, presidido por un crucifijo tan bonito y bien colocado que la Secretaría de Superintendencia de la Corte de Justicia se ha interesado por comprarlo, para decorar -según han dicho- las nuevas Salas VI y VII del Tribunal de Juicio, recientemente inauguradas.
Mientras el dueño de casa da la bienvenida a los asistentes al cónclave, un atento mozo de camisa y pantalón negro barre el salón de derecha a izquierda repartiendo empanadas calientes. Algunos, como el presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Santiago Godoy no esperan a que Mashur termine su discurso para degustar la empanada. El Indio, que a pesar de los años aún no distingue entre una empanada seca y otra caldosa antes de morderla, adopta la pose cautelar «de piernas abiertas», para evitar arruinar su prolijo jean indigo blue con una mancha de grasa pimentonosa.
Flanquean al Indio por la izquierda dos intendentes derrotados: el de Rosario de Lerma y el de Cerrillos, que no solo comparten derrota y empanada sino también un frondoso sumario judicial por administración fraudulenta que lleva unos quince años dando vueltas sin llegar a juicio.
La actitud pensativa del ingeniero Ramos (el Topo) y su desprecio por la empanada permiten suponer que las palabras de Mashur no lo convencen del todo.
Justamente, en ese momento Mashur pronunciaba la frase de la jornada: “Es muy importante que lleguemos a un acuerdo entre todos los peronistas”.
Tan peronistas son estos señores que se les ve que tolerarán encantados de la vida que el Gobernador imponga en la lista a diputados nacionales a la Ministra de Justicia Cintia Pamela Calletti que, como todo el mundo sabe, nació en una Unidad Básica y tiene un ADN peronista de esos que hacen saltar las agujas de los instrumentos de laboratorio.