La deslumbrante modernidad de Urtubey ha quedado reflejada en el nombre del frente con el que aspira a competir en las próximas elecciones: Unidad y Renovación. Agotadas casi todas las denominaciones internas del peronismo, al actual Gobernador de Salta se le ha ocurrido exhumar el nombre que Roberto Romero usó hace 34 años para enfrentar a Carlos Caro Lanzi, líder de la Coalición del Interior, en unas internas peronistas que quedaron en la historia.
Como se sabe, aquellas elecciones fueron decididas -a favor de Romero- por la providencial intervención de un juez federal de facto que hoy se encuentra procesado y al borde del enjuiciamiento por gravísimos delitos contra la humanidad.
Más pronto que tarde, Romero se sacudió a sus precarios socios de coalición y organizó su gobierno alrededor de algunos de los dirigentes que habían acompañado hasta el último minuto a Carlos Caro.
Allí murió Unidad y Renovación, la efímera marca electoral de Romero, que hoy rescata Urtubey, que no había cumplido los catorce años cuando en el invierno de aquel año se desató una batalla crucial para la historia de Salta.
Los cerebros que dirigen la campaña de Urtubey, que acostumbran a llenarse la boca diciendo que «miran al futuro» han dado muestras una vez más que lo que les fascina es el pasado. En este caso, un pasado de alianzas fantasmas, de eslóganes vacíos y de fraudes electorales.
